De acuerdo al estudio, la persona que te toca, cómo te toca y la duración pueden no ser importantes y tener resultados significativos.
Por: Juan Méndez
Investigadores del Instituto de Neurociencia de Países Bajos, en colaboración con el Hospital Universitario de Essen, realizaron un estudio sobre cómo las caricias o los abrazos, es decir, el contacto físico consensuado, puede influir positivamente en la salud física y mental.
En este análisis a gran escala, cuyo fin era examinar la importancia del tacto en el bienestar humano, los investigadores realizaron más de 130 estudios internacionales con alrededor de 10.000 participantes. Estos fueron los resultados.
¿Cuáles son los beneficios del tacto en la salud mental y física?
Los investigadores demostraron que lo que realmente hace el tacto es aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad. Si bien observaron que el contacto frecuente tiene un efecto particularmente beneficioso y hay indicios de que el contacto no tiene por qué durar mucho tiempo.
Asimismo, el efecto se ve reforzado por el contacto de piel con piel. Mientras el tacto administrado por objetos como robots sociales, mantas pesadas y almohadas corporales también mostró un efecto demostrable.
De hecho la persona que te toca, cómo te toca y la duración de su toque pueden no ser importantes y tener unos resultados significativos.
"Éramos conscientes de la importancia del tacto como intervención sanitaria. Pero a pesar de muchos estudios, todavía no está claro cómo utilizarlo de manera óptima, qué efectos se pueden esperar específicamente y cuáles son los factores que influyen", afirma el doctor Julian Packheiser del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad del Ruhr en Bochum.
Tanto los adultos como los bebés se benefician del tacto. "En el caso de los bebés, es importante que sean los padres quienes administren el tacto; su tacto es más eficaz que el de un profesional sanitario", señala la doctora Helena Hartmann de la Universidad de Duisburg-Essen.
"En los adultos, sin embargo, encontramos que no había diferencias entre las personas con las que nuestros voluntarios estaban familiarizados y un profesional de enfermería", añade Hartmann. Así, el mayor efecto del tacto en los adultos quedó demostrado por numerosos estudios realizados sobre el estado mental de los participantes.
Según estos estudios, además, el tacto también tuvo un efecto positivo sobre factores cardiovasculares como la presión arterial y la frecuencia cardíaca, pero el efecto fue menos pronunciado.
Tras el metanálisis exhaustivo, el equipo pudo si es mejor un contacto largo o corto. En este caso el estudio afirma que una mayor duración del contacto, que en los estudios promedió 20 minutos, no afectó significativamente el resultado.
"No es cierto que cuanto más tiempo se toque, mejor", resume Julian Packheiser. Un contacto más breve pero más frecuente resultó ser más beneficioso. "No tiene por qué ser un masaje largo y caro", afirma el investigador. "Incluso un abrazo breve tiene un impacto positivo", afirma.
¿Qué tan útil es el contacto no humano?
Resulta que las intervenciones con objetos o robots pueden ser igualmente efectivas para mejorar el bienestar físico. Aunque los robots sociales, los animales de peluche, las almohadas para el cuerpo y otros artículos similares tuvieron peores resultados, sí mostraron un efecto positivo mensurable.
“Hay muchas personas que necesitan mejoras en su bienestar, tal vez porque se sienten solas, pero también porque pueden ser afectadas por condiciones clínicas. Estos resultados indican que un robot táctil, o incluso una simple manta con peso, tiene el potencial de ayudar a esas personas”, explica el último autor, Frédéric Michon.
Si bien los investigadores tenían la misma curiosidad sobre el contacto entre humanos y animales, aún faltan estudios que exploren esta cuestión.
“Sería útil ver si el tacto de un animal o de una mascota podría mejorar el bienestar, y a la inversa si ellos también se benefician de él, pero desafortunadamente simplemente no hay suficientes estudios, o bien controlados, para que podamos sacar conclusiones generales sobre estos temas”, aclara Michon.
Últimas conclusiones
En los estudios no quedó claro qué calidad tenía el tacto para las personas que lo experimentaban. Otra cuestión no resuelta es si el tacto afectivo tiene un efecto diferente al tacto instrumental, como el lavado del pelo por parte de un peluquero o los exámenes realizados por un médico.
Adicionalmente, debido a la falta de estudios, resultó difícil sacar conclusiones sobre niños y adolescentes. “Estudios a gran escala como este nos ayudan a sacar conclusiones más generales, pero también nos ayudan a identificar dónde falta investigación”, explica Michon.
“Esperamos que nuestros hallazgos puedan orientar futuras investigaciones para explorar preguntas menos conocidas. Esto incluye el tacto animal, pero también el tacto a través de las edades, y en entornos clínicos específicos como los pacientes autistas, otra categoría que no se ha explorado ampliamente”, concluye.