A ahora, las calles tendrán que estar centradas en las personas, en la movilidad y vulnerabilidad de cada una de las formas de movernos.
Por: Ricardo Rodríguez
El pasado 12 de abril iniciamos el día con una de las noticias que más habíamos estado esperando el “Manual de Calles: diseño vial para ciudades mexicanas” se hace Norma Oficial Mexicana.
Se convirtió en un hito en la historia de la movilidad y seguridad vial del país; que la iniciativa se haya publicado en el Diario Oficial de la Federación con carácter de Norma, de fijando las reglas para precisar el tipo de estructura y diseño para vías urbanas.
La norma contiene especificaciones y aplicación, en la que se sientan las bases y requisitos generales para el diseño, en el caso de vialidades nuevas, y el rediseño de las calles para mejorar la movilidad en condiciones de accesibilidad y habitabilidad.
Sin duda impactará de forma positiva en la seguridad vial de nuestro país.
Fue un camino muy largo, en el que estamos muy orgullosos y agradecidos de haber participado y contribuido desde Mapasin y en lo individual para que esto hoy sea una realidad.
Estamos hablando de la culminación de un proceso de diseño, debate, aprendizaje y por qué no decirlo también, desacuerdos, de más de dos años en los que nos tocó compartir con personas expertas en diferentes vértices de la movilidad y la seguridad vial.
¿Qué implica tener una norma como esta?
Que nuestras ciudades no podrán seguir repitiendo las recetas con las que siempre se habían diseñado calles, priorizando el desplazamiento y la fluidez de solo un medio de movilidad; ahora, las calles tendrán que estar centradas en las personas, en la movilidad y vulnerabilidad de cada una de las formas de movernos.
- Es decir, proyectos extensos de pavimentación no podrán ser como las de siempre, con anchos carriles de circulación y pequeñas banquetas.
- Ahora, tendrán que contar con banquetas suficientemente amplias, arbolado e iluminación que garantice los desplazamientos seguros de las personas, generando entornos de mayor percepción de seguridad, aumentando la habitabilidad del espacio.