En contraste con la disposición de agua en las llaves de las ciudades, en los pueblos de Sinaloa viven sin agua.
Por: Conselva
Es noviembre de 2004. Mocorito, pueblo mágico ubicado en el centro de Sinaloa, se prepara para una de sus mayores celebraciones: las fiestas de la Purísima Concepción. Cada 8 de diciembre cientos de fieles locales y de comunidades vecinas acuden para ofrecer tributo a la Santa Patrona mocoritense.
Ese año la escasez de agua comienza a opacar los preparativos y ocupa el principal tema de conversación entre la población.
“Oye, ¿tuviste agua anoche?”, preguntaban. “Hubo presión como a eso de las 12 de la noche y alcancé a llenar cubetas”, respondían.
El recuerdo es del comerciante Miguel Ángel Álvarez Ibarra, quien se estableció de forma permanente en Mocorito en 1982, donde formó su familia.
Hace 42 años, rememora, las calles no estaban pavimentadas. Un escenario común era regarlas a fin de mitigar el polvo y el calor. El olor a tierra mojada era característico. Surgía de las viviendas el agua sucia utilizada para lavar y enjuagar la ropa, los platos o el piso.
“Durante ese tiempo que comienza a escasear el agua, llegamos a pasar tres días sin agua. De manera que, si almacenaste, tendrás agua; si no lo hiciste, no tendrás. Ahorita ya sabemos que de repente hay agua, a veces no con suficiente presión, pero la poca que llega es importante que la almacenes. Esto ha creado una conciencia de no desperdiciar el agua”, describe Miguel Ángel Álvarez.
“Aprenden” en comunidades a vivir con pipas y escasez
En las ciudades más urbanizadas aún cuentan con agua en la llave. Sus habitantes todavía pueden bañarse en la regadera, lavar su ropa y loza sucia. Hay quienes limpian sus autos o riegan jardines con manguera.
Pero otros habitantes de comunidades de Sinaloa no pueden darse ese lujo, e incluso, tienen que suministrarles el recurso en pipas.
De 2014 a 2023, la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado ha surtido agua en pipas a 908 comunidades, la mayoría de ellas serranas, para apoyo de 561 mil 525 personas, una población casi equivalente a la de Mazatlán.
La inversión total de estos operativos ha sumado 150.8 millones de pesos, con excepción de los años 2016, 2017, 2019 y 2020, cuando no se implementó el programa porque no hubo recursos para su ejecución, informa la CEAPAS en respuesta a una solicitud de información.
Estas inversiones no han resuelto el problema de la escasez, como atestiguan los habitantes de Mocorito, quienes almacenan el líquido en tinacos, botes o baldes día a día.
Incluso, el 23 de abril, la Secretaría del Bienestar de Sinaloa anunció que, una vez más, implementan el operativo en conjunto con la CEAPAS, atendiendo al momento del aviso a 68 comunidades de 11 municipios con un total de 25 pipas.
En Mocorito, declarado pueblo mágico en 2015, donde habitan cerca de 45 mil 500 personas, la escasez de agua es tema cotidiano y sus vecinos se organizan para llenar recipientes por las noches, pues es cuando llega a sus hogares y desconocen si la tendrán durante horas o solo unos minutos.
Los ciudadanos de Mocorito aprendieron a administrar el agua que consiguen. Ya sea con tinacos extra, bidones, baldes o botes, almacenan el recurso y lo racionan.
En cada vivienda ha aprendido a gestionar eficientemente cada litro de agua utilizado para la higiene personal de cada integrante de la familia y para el aseo del hogar. Cuando se agota el agua almacenada, acuden a los pozos o las bombas de agua.
“Tener tinaco aquí, es vital”, destaca Miguel Ángel.
Lorena vive con sus padres y dos hermanos. A media mañana tomó la camioneta de la familia y se dirigió a la bomba de agua ubicada a un costado del Museo de Los Tigres del Norte.
En la caja lleva un tanque con capacidad para mil litros de agua que alcanzará para las necesidades básicas de higiene de Lorena y su familia durante dos días.
En esta ocasión no había largas filas esperando a cargar agua y al cabo de varios minutos, llenó el recipiente.
“Así es aquí. Yo creo que ya nos adaptamos, ya sabemos que nada más empieza a sentirse el calor, empieza también la falta de agua. Cuando empieza a llover es cuando ya tenemos más agua”, comenta Lorena ciudadana de Mocorito.
Indica que algunas familias han comprado uno, dos o más tinacos, o recipientes más grandes para abastecerse. Otras más “adineradas” vieron una oportunidad de negocio y adquirieron pipas para vender agua en algunos sectores. Esos camiones no portan logotipos, o bien, tienen impresa la frase “pipa particular”.
En comunidades con problemas de escasez de agua, como Mocorito, además de la CEAPAS, la Conagua también ha realizado Operativos de Emergencia por Abastecimiento de Agua.
En respuesta a una solicitud de información, el organismo detalló que en 10 años suministró con pipas a 32 comunidades de la entidad, surtiendo del recurso a casi 700 mil habitantes, un impacto un poco mayor al de la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado de Sinaloa.
Entre la CEAPAS y Conagua sumaron un total de 1,011 pipas en una década, lo cual evidencia que estos operativos de contención continúan porque no se han aplicado soluciones estratégicas para mitigar los impactos de las sequías.
El día a día en una colonia sin agua
Uno de los sectores más afectados por la escasez de agua en la cabecera municipal de Mocorito es la colonia Casitas Vivas. El problema lo sufren día y noche y solucionarlo es el tema más recurrente de las familias. Es el caso de Carlos Felipe Contreras Gil, adulto mayor que trabaja en el Ayuntamiento de Mocorito.
“Normalmente estas colonias son de las más afectadas, lo que es Casitas Vivas, la colonia que sigue y hasta el Infonavit, es una red que viene de allá, de allá la controlan, pero a las 5 de la mañana (el agua) la avientan al sector Centro. Aquí la carencia es colectiva, si le falta al vecino, a mí también. Lo que uno trata aquí es de tener la mayor agua posible, acarrear con cubetas porque casi no hay”.
El que tiene “troca”, dice don Carlos, va al pozo público, hace cola varias horas y espera hasta que le carguen agua; en ocasiones esperan detrás de pipas. Son horas de fila.
“A veces el agua no alcanza ni para los sanitarios. Yo trato siempre de tener agua. Trabajo en el tratamiento de basura, salen muchas cubetas y me las traigo para, cuando vienen las pipas, tratar de llenar lo más posible”, comparte Carlos Felipe Contreras Gil, trabajador el Ayuntamiento de Mocorito
Así, el sueño de muchas parejas jóvenes, que añoraban un futuro próspero para sus hijos en la colonia Casitas Vivas, es ahora un espejismo en medio del desierto que viven por la escasez de agua.
Conciencia colectiva por crisis hídrica
La crisis del agua, añade don Carlos, ha generado una conciencia colectiva. Ya no se observa a personas desperdiciando el agua.
La escasez de agua se acerca a la zonas urbanas
La escasez de agua se acerca a las zonas urbanas y, si no se acciona una Agenda Hídrica para Sinaloa, avanzará cada vez más.
Por ejemplo, a partir del 15 de mayo la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guasave reducirá el 40 por ciento del suministro de agua potable en todo el territorio del municipio, lo cual informó al presentar ante medios de comunicación la campaña ¡Cuídala, ya se acabó!
En tanto que la Comisión Nacional del Agua ordenó liberar más volumen de la escasa agua de las presas para que las plantas potabilizadoras de Ahome y El Fuerte puedan suministrar el recurso para consumo humano y urbano.
La crisis hídrica que hoy enfrentamos no tiene precedente. Así como se aplican medidas de contención con pipas, represas y extracción de las presas, tenemos que resolver con visión de largo plazo, para que la escasez de agua no vuelva a golpear a las personas tan severamente.
Para que el agua alcance es necesario actuar de inmediato en las cuencas, donde se origina el agua que da viabilidad al funcionamiento social, ambiental y económico del ser humano.