Jesús Octavio es un maestro del pan. Con maestría amasa su destino en Navolato

En su panadería JR frente al IMSS deleita a los navolatenses con sus exquisitos panes

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

En Navolato, entre la fragancia del pan recién horneado, se encuentra Jesús Octavio Ramírez, un hombre cuyo destino lo llevó de las filas militares a convertirse en el artesano del pan más querido del municipio.

A sus 45 años, Jesús Octavio, conocido cariñosamente como Tavo, ha labrado una trayectoria llena de pasión, sacrificio y el delicioso aroma que emana de su panadería JR.

Esa que mitiga el hambre cuando lentamente pasan las horas en la clínica del IMSS esperando una consulta médica.

Un sueño de infancia

Hace tres décadas, Jesús Octavio se enroló en el ejército con el sueño de ser soldado de infantería. Sin embargo, la vida tenía otros planes. En una inesperada encrucijada, el destino lo llevó a descubrir su don nato para la panadería.

"Tu vas a ser panadero", le dijo un sargento de Veracruz, reconociendo las habilidades innatas de Tavo. Aunque inicialmente resistente, la vida lo condujo por el camino de la levadura y la harina.

Después de tres años en el ejército, Jesús Octavio se casó y se aventuró en el competitivo mundo laboral de Culiacán. Con cuatro hijos y la firme convicción de que su destino estaba vinculado al pan, inició su camino como panadero.

Comenzó haciendo donas en la cocina de su casa, un pequeño emprendimiento que floreció gracias al apoyo de uno de sus hijos.

La vida no siempre fue dulce para Tavo. Enfrentó la desaprobación de su primera esposa, quien no compartía su visión de dedicarse al pan. Sin embargo, la pasión y la determinación de Tavo lo llevaron a trabajar en diversas panaderías, perfeccionando su arte a lo largo de los años.

El giro del destino llegó cuando conoció a Sonia, su actual esposa, quien lo alentó a regresar al mundo del pan. Juntos decidieron emprender su propio camino.

Dedicación

Con esfuerzo y dedicación, la pareja recorría el camino desde su casa en Santa Rocío, hasta la planta procesadora de Chata en Bachigualato. Ahí, vendían donas y refrescos a los trabajadores, donde las donas se convirtieron en un éxito instantáneo.

La verdadera prueba llegó cuando el destino los llevó de vuelta a Navolato. Con el apoyo de su familia y el impulso del gobierno, Jesús Octavio y Sonia establecieron su panadería en el corazón del municipio.

La llegada de un horno, una mesa de trabajo y un tanque de gas fue el inicio de un nuevo capítulo.

El logotipo de la panadería lleva el nombre de su hijo Jesús Octavio Jr., quien sigue los pasos de su padre en el mundo del pan.

"Nadie me enseñó a hacer pan, nadie me dio receta, nadie de mi familia es panadero.Se me da. A mucha gente le platico y le da risa, porque parecería mentira, pero yo sueño que hago pan y me levanto y así como lo sueño lo hago y me sale",

 comparte Tavo para Tus Buenas Noticias y lo hace con una sonrisa de satisfacción.

Hoy, la panadería JR es conocida por sus donas, cortadillos, conchas y una variedad de panes que reflejan la maestría de las manos de Jesús Octavio.

Su día comienza a las 6:00 de la mañana, amasando con dedicación, y a las 7:00 el pan caliente sale del horno, cerrando la jornada cuando se agota la deliciosa oferta.

Para Jesús Octavio, la vida no ha sido fácil, ha pasado más de la mitad de su vida entre harina y deliciosos panes hechos a mano.

En sí, su vida es un ejemplo de dedicación y pasión, pues “sin querer”, buscando ser soldado, encontró el oficio que bajo las normas de la milicia le permiten tener un negocio que crece cada día.

Ahí, frente al IMSS de Navolato están Octavio y Sonia, esperando a quienes desean saciar el antojo y saborear la dedicación de las manos de un hombre que convierte la harina en arte en cada deliciosa pieza de pan.