Desde Cáritas La Palma, la doctora Irene tiene la oportunidad de ayudar a los más necesitados
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Irene Higuera López, nació en Villa Ángel Flores, La Palma. Desde siempre ha tenido en su vida el deseo de ayudar a los más desfavorecidos.
Brinda ayuda y orientación en su comunidad. Lo ha hecho durante décadas. Con 63 años de edad y una vida marcada por el sacrificio y la superación, Irene ha dejado una huella imborrable como psicóloga y terapeuta familiar, brindando apoyo incondicional a quienes más lo necesitan.
Irene Higuera conoce la importancia del servicio
Desde sus humildes comienzos como hija de jornaleros, Irene comprendió desde joven el valor del esfuerzo y la perseverancia. A pesar de las dificultades económicas y la falta de oportunidades, ella se abrió camino hacia la educación superior, alimentada por un deseo ferviente de superarse.
Como ella misma dice para Tus Buenas Noticias
"La única de mis 9 hermanos que tuvo oportunidad de estudiar fui yo, éramos de muy escasos recursos. Yo tuve la oportunidad porque me fui abriendo camino. Me costó mucho trabajo, pero gracias a Dios pude lograrlo", dice con una voz cargada de gratitud y satisfacción.
La vida de Irene Higuera ha sido de dedicación
Su dedicación al estudio y al trabajo la llevó a graduarse de Licenciatura en psicología en 1985, y desde entonces ha sido una fuerza activa en el campo de la salud mental en La Palma.
Trabajó durante 30 años en DIF Sinaloa, donde se especializó en el tratamiento de familias que enfrentaban situaciones de violencia y en la atención a niños en situación de vulnerabilidad, lo que le ayudó a saber cómo actuar.
Pero su labor va más allá de las paredes de una oficina. Irene es conocida por su compromiso con la caridad y el servicio comunitario.
El compromiso de Irene Higuera es ayudar a los necesitados de La Palma
Como Directora de Cáritas Parroquial La Palma, dedica su tiempo y energía a ayudar a los necesitados, brindando apoyo psicológico, material y espiritual a quienes lo requieran.
Ahora como una mujer jubilada tiene tiempo de sobra para servir y lo hace con dedicación y una sonrisa llena de disposición. Su pasión por el trabajo social y su fe inquebrantable la impulsan a seguir adelante, incluso después de su jubilación.
"Mi meta de vida es, a mi edad, seguir adelante en esto", afirma Irene con determinación y como una muestra del deseo de continuar al servicio de los demás.
"Esto no termina hasta que uno cumple su ciclo de vida. Tenemos que seguir apoyando y ayudando. Esto no se acaba", dice mientras la luz de la tenue luz de su oficina penetra en sus ojos logrando un destello especial.
La mayor recompensa que recibe es ver el progreso de quienes sirve
Para Irene, el verdadero valor reside en el servicio desinteresado a los demás, y su mayor recompensa es ver el progreso y la felicidad de quienes ha ayudado. "Saber que servimos y ayudamos", dice con humildad. "Yo ayudo a toda la gente. A mí me ayuda Dios", señala con certeza.
Además de sus servicios en Cáritas Parroquial, Irene también ofrece consultas profesionales, e incluso ayuda en un centro de rehabilitación en donde brinda palabras de consuelo a sus pacientes.
Ella sabe que la vida no es sencilla, pero confía que, siendo una buena persona, la vida le sonríe.
Al menos es lo que ella siente cuando ve los ojos de su hijo Pedro Daniel Castañeda, quien se ha convertido en todo un hombre que de igual forma, trabaja para lograr el bienestar propio y de otras personas.
Su madre, le ha inculcado mediante el ejemplo el deseo de servir. Irene es sin duda más que la psicóloga de La Palma. Es como una doctora con dedicación y un ejemplo de generosidad. Ayudando en la mente quita los tropiezos de salud en la población de Navolato.