Originaria de Oaxaca vivió su infancia y juventud como jornalera agrícola en campos de Sinaloa, Sonora y Baja California sin acceso a la educación, pero ya tiene 2 licenciaturas.
Por: Juan Francisco Sotomayor
La vida de los migrantes rurales es muy compleja. Dejar su tierra, casa y familia para ir en busca del sustento en los campos agrícolas del país es sufrido. Margarita Castro vivió esa experiencia desde los 5 años, sin derecho a la educación, pero de adulta estudió la primaria y 2 licenciaturas.
Margarita Castro García es originaria de Tlaxiaco , de la región mixteca del municipio de Acatlán de Pérez, Figueroa, Oaxaca. En 1984, cuando apenas tenía 5 años, llegó a los prósperos campos agrícolas de Villa Juárez , Navolato , donde sus padres Lorenzo Castro López y Luciana García Castañeda se emplearon como jornaleros agrícolas.
Recuerda sus días de arribo a la empresa Canelos ABC, habiendo trabajado y vivido en las cuarterías del Campo Alonso , después en el Campo San José y Campo El Pagador, también le tocó vivir en el Campo Guerrerito y El Trinquete. Ahí se le fue la infancia sin poder estudiar la primaria.
Como es común en la ruta de migrantes , del valle de Navolato migraron a la zona agrícola del otro Villa Juárez , el de Sonora; y luego a San Quintín y el Vizcaino, Baja California.
Conoció la ruta migrantes y vivió en ella
En todos ellos trabajaron como jornalera agrícola en los cortes de hortaliza. Viviendo en El Vizcaino contrajo matrimonio y procreó 4 hijos, en ese sitio se mantuvo por 11 años.
Las circunstancias y complejidades de su relación la llevaron a separarse de su esposo, y así regresó a Sinaloa en 2004, a la Sindicatura Licenciado Benito Juárez , al mismo punto donde inició su travesía. Llegó igual como se fue, sin educación formal, sólo hasta cuarto de primaria.
Se fundó en la colonia Villa Bonita , que a sus inicios ni era villa, ni era bonita. Era una invasión donde lo más grande era la pobreza y lo más abundante eran los lodazales e inundaciones.
Su mamá la animó a salir de la depresión y la empujó para que potenciara esas virtudes de liderazgo que ya ejercía en las cuadrillas de jornaleros .
Comenta para Tus Buenas Noticias que se decidió a terminar la primaria abierta en el ISEA, y siguió estudiando la secundaría abierta en el mismo sistema, el bachillerato lo hizo en 2 años, y no dudó en seguir con una carrera universitaria.
Retomó la educación desde primaria y ya tiene 2 carreras
En esta condición, estudiando y siendo madre de estudiantes, terminó la licenciatura en derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa . Tenía 41 años cuando aventó el birrete celebrando su entrada a la vida profesional.
Recuerda que cuando llegó a la colonia Villa Bonita todo estaba mal, no había agua potable, ni drenaje, ni energía eléctrica. Fue Margarita Castro García quien empezó a organizar a los habitantes para conseguir los servicios públicos. En consecuencia, la comunidad la nombró presidenta del Comité de Vecinos.
En temporada de lluvias era casi imposible transitar por esas calles, los niños dejaban de ir a la escuela sumando el peligro de cruzar la carretera para ir a las primarias Lázaro Cárdenas y Mariano Romero. Fue Margarita García la que encabezó el movimiento para conseguir una escuela en la colonia .
Los padres se organizaron para que los niños recibieran clases en las casas de vecinos. Nos cuenta que, al principio eso entusiasmaba a los padres , pero luego se convirtió en una carga.
Antes de conseguir la construcción de la escuela, construyeron mobiliario (sillas y mesas), y por iniciativa de los propios padres construyeron aulas de cartón. No limitó mucho la felicidad, porque se les vino una crisis sanitaria por una severa plaga de piojos y pulgas.
Así, Margarita Castro García se constituyó en la primera presidenta de la sociedad de padres de familia. En medio de piojos y pulgas convocó a la prensa, intervino el organismo Save The Children y crecieron las protestas. Y en 15 días las autoridades pusieron la primera piedra del plantel.
Fueron los propios padres los que cooperaron y gestionaron para poner una cerca de malla ciclónica. Y en el siguiente ciclo escolar el gobernador Jesús Aguilar Padilla inauguró la Escuela Primaria Sinaloa . Además de la escuela , hoy la colonia tiene todos los servicios y dos calles pavimentadas.
Como abogada Margarita Castro García es gestora social , apoya a la población de Villa Juárez con asesoría y gestión de toda clase de trámites y proyectos productivos.
Ofrece charlas y talleres, y tiene una beca del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas , con la que está terminando otra licenciatura en Estudios de Género, en la Universidad Autónoma Indígena.
Margarita está satisfecha de su vida en Villa Juárez : “Es un lugar que a muchos nos ha dado todo. Hay trabajo y cómo vivir. Es como mi tierra, pues desde muy chica me llora aquí. Es mi segunda tierra natal. Aquí volví a nacer”, expresa con emoción.
El consejo que tiene a flor de boca en base a su experiencia es:
“Si quieren un mejor nivel de vida, lo que les queda es estudiar. Estudiar es lo único que nos puede sacar del bache. La educación es la solución a los problemas, tanto económicos como sociales”.
Cuando la niña pensaba que podía llegar a ser secretaria. Pero ya lo superó.
“Nunca es tarde para cumplir los sueños. Se puede lograr lo que se propongan. Se trata de voluntad. No importa la edad, hay que seguir preparándose para aspirar una mejor calidad de vida” reitera con entusiasmo.
"La vida no es como uno cree, o como te sientes en situaciones difíciles. Afuera está llena de oportunidades . Es importante que estén dispuestas a dar el primer paso”, dice a las mujeres migrantes y de la comunidad.
En el campo agrícola de Villa Juárez , Margarita Castro García encara con orgullo el triunfalismo de los jornaleros migrantes . Sabe de carencias y sabe de retos.
Aprendió a ejercer liderazgo ya desafiar la educación. Por sus méritos sociales ha recibido diversos reconocimientos. Es la cara de la resiliencia para las mujeres de los campos agrícolas.