Son parte de la identidad cultural y son las personas que construyen la historia y arraigo.
Por: Kenia Meza
La tradición de los organilleros en Toluca y Ciudad de México se remonta a finales del siglo XIX, con la llegada de los primeros organillos de mano desde Alemania. Con melodías alegres y nostálgicas, cautivaron a México iniciando una tradición musical que se ha mantenido viva por generaciones.
Los organilleros no solo son músicos callejeros, sino también guardianes de una tradición cultural invaluable. Sus instrumentos representan un pasado donde la música salida de una caja era un elemento esencial del entretenimiento popular de la época.
En la actualidad, han tenido un impacto significativo en la vida social de las ciudades. Sus melodías han formado parte del soundtrack de cada mexicano de Toluca en calles, parques y plazas.
Ahora mismo, y por los recientes acontecimientos en redes sociales, podemos darnos cuenta de que la transición de los organilleros está en peligro de extinción. La modernización, la globalización, la gentrificación y el cambio de gustos musicales han hecho que la figura del organillero sea cada vez menos común y resulte incluso hasta molesto.
Sin embargo, existen diversos esfuerzos para preservar esta tradición, como grupos y asociaciones se han dedicado a la restauración de organillos, la formación de nuevos organilleros y la promoción de la cultura musical.
En Toluca, aún los puedes encontrar por las calles del centro, trabajando con una sonrisa estampada en la cara y esperando el reconocimiento de las personas por medio de unas monedas.
Son parte de la identidad cultural y son las personas que construyen la historia e identidad cultural. La importancia de mantener esta tradición está en la preservación de la cultura intangible que conforma nuestra ciudad.
Como turista, ¿te ha tocado escuchar sus melodías? Ellos son parte de la identidad cultural en Toluca. Gracias a ellos, las tradiciones y costumbres se mantienen vivas. Con tu apoyo serán herencia.