La parroquia de la Villa de Culiacán era de menor tamaño que la actual catedral, y constaba de una torre con campanario.
Por: Juan Francisco Sotomayor
Pocos culiacanenses saben que antes que la catedral, en la misma plaza existió la Parroquia de Culiacán, que nunca debió derribarse.
(TBN) Antes que la actual catedral, en la misma plaza Culiacán tuvo una parroquia que nunca debió derribarse.
El nacimiento de la catedral que hoy conocemos, anunciaba el derrumbe del antiguo templo, y se despedía así al monumento histórico más emblemático de la ciudad.
Desde el primer trazo hispano de Culiacán, en tiempos de la conquista, se reservó un espacio para la parroquia. Poco duró el asentamiento novohispano porque ante el calor, falta de mano de obra y las noticias de hallazgos de diamantes, generó una estampida de colonos a Sudamérica.
Al establecerse formalmente la Villa de San Miguel de Culiacán, después del fallido establecimiento en la Villa de El Navito, 1531 fue un año decisivo para Culiacán.
El año de 1533 sentó precedente para redefinir el primer cuadro, el lugar más importante de la Provincia de Culiacán, sujeta al gobierno de la Nueva Galicia.
En un dato sin cita, se dice que 73 años después de establecida la Villa de San Miguel, se construyó la parroquia de la Villa de Culiacán, terminada en 1602.
El inmueble estuvo ubicado en el espacio intermedio entre la actual catedral y el kiosco, donde remata la calle Ángel Flores. Permaneció allí por casi 300 años y en 1887 se tuvo el desacierto de derruirla.
Alcanzada por el daguerrotipo o la fotografía incipiente, aún existen vestigios fotográficos de la torre del antiguo templo, en tiempos en que se terminaba la construcción de las torres de la nueva Catedral.
Probablemente la fotografía fue tomada en 1884, el año en que el gobernador Mariano Martínez de Castro inauguró el Kiosco en la plazuela, pues el kiosco aparece en primer plano de la foto.
La parroquia de la Villa de Culiacán era de menor tamaño que la actual catedral, y constaba de una torre con campanario.
El 12 de mayo de 1842 se inició la construcción de la “Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario”, con la anuencia de Don Lázaro de la Garza y Ballesteros, séptimo obispo de Sonora y Sinaloa.
La nueva catedral fue terminada en 1885, y se estima que dos años después fue derribada la torre de la antigua parroquia.
Haber conservado el edificio antiguo de Culiacán hubiera sido un acierto, como sucedió en la cabecera de Cosalá, con la antigua Capilla de San Francisco y Javier (hoy Guadalupe) y el templo de Santa Úrsula, relativamente cercanos y en siglos de permanencia.
La actual catedral de Culiacán tiene una arquitectura interior de tipo neoclasicista con grandes pilastras empotradas, sobrios entablamentos exaltados, con metopas y triglifos. Así dicen los expertos.
Se estima que para su ornamentación se trajo del centro del país o de Guadalajara algún canterero, cuyo arte en roca no se desarrolló en la región. Los laterales y los retablos de la catedral de Culiacán son de influencia neogótica.
Aunque hoy la catedral de Culiacán figura entre los edificios más antiguos de la ciudad, más honroso hubiera sido mantener la vieja parroquia.
La que ya nadie recuerda, la que derrumbó la vanagloria de la “gran” catedral.