Jorge Luis Hurtado artista plástico de vocación y payaso profesional de corazón, por varias décadas ha dedicado su vida a enseñar a los demás a través del arte, así como regalando sonrisa para afligidos y huérfanos de guerra. Tilichito, como se le conoce en el mundo del arte, es reconocido como payaso a nivel internacional por la ONU. Esto por su trabajo con niños huérfanos, mutilados de guerra y en campos de refugiados de otros países.
Por: Christian López
Jorge Luis Hurtado artista plástico de vocación y payaso profesional de corazón, por varias décadas ha dedicado su vida a enseñar a los demás a través del arte, así como regalando sonrisa para afligidos y huérfanos de guerra.
Tilichito, como se le conoce en el mundo del arte, es reconocido como payaso a nivel internacional por la ONU. Esto por su trabajo con niños huérfanos, mutilados de guerra y en campos de refugiados de otros países.
Experimentado en el mundo del montaje, creador de grandes obras de arte y constructor de sueños. Motivado en apoyar a sus prójimos, una persona que a su paso deja alegría entre quienes lo rodean.
Adiestrado por su padre en las artes plásticas. Recorrió desde joven países de América latina en busca de aprender el arte de la pintura, la escenografía y montajes. Tilichito ha encontrado el secreto para sacar sonrisas a públicos sufrientes.
Para Jorge Luis Hurtado no fue fácil aprender artes plásticas y hacer reír. Le ha llevado años perfeccionar su talento artístico. “hoy podemos decir que las enseñanzas que he recibido de los diferentes maestros se cristalizan ya en proyectos mucho muy concretos.
"Por ejemplo los grandes nacimientos que montamos para Culiacán, o los grandes altares y ofrendas de día de muertos que hacemos. O también los talleres experimentales de pintura con diferentes alumnos.”
En 1980 este artista plástico utiliza por primera vez la nariz de payaso. Con 37 años trabajando ha logrado desprender miles de sonrisas en varias partes del mundo.
Es así como nace Tilichito Ben Boruch, por tratar de interpretar ese personaje de la nariz roja, del sombrero, del humor transparente y blanco, que provoca la risa a través de cosas insignificantes pero importantes.
La idea del personaje es que siempre sea asociado al niño, pero también para el adulto, pues asegura que no ha dejado volar aún su infancia. Hoy su nieto de 9 años sigue los mismos sueños, caracterizado de payaso, trabajando y motivado por el abuelo.
Jorge Luis invita a los jovencitos y niños que acudan a la casa de la cultura de la Universidad Autónoma de Sinaloa a vivir la experiencia del pintar, y emprender la ruta como artistas grandes.
La risa y el juego son una fábrica de sueños y felicidad.