La comida indígena, una delicia

El mosaico gastronómico más grande del mundo está en México, y en el tianguis de Villa Juárez se pueden disfrutar gratos olores y sabores de las comidas nativas.

Por: Juan Francisco Sotomayor

Llegaron nuestros migrantes del campo, llegó su comida rica.

A partir de noviembre la llegada de miles de trabajadores migrantes al valle de Culiacán traen la fuerza de trabajo al campo. Con ellos llegan los gratos olores y sabores de la cocina tradicional de los pueblos indígenas. Traen el orgullo de la sangre Zapoteca, Mixteca, Triqui, Tlapaneca, Tzotzil, Nahua, Otomí y Tarasca, entre otros. Con ellos viene la diversidad y gustos de la comida indígena mesoamericana.

Así en las cuarterías, los días de fiesta, ocasiones especiales o la simple visita al tianguis de Villa Juárez, hacen brotar los gratos olores y sabores de las comidas nativas.

¿cuáles platillos los distinguen?

Los Nahuas, grupo étnico más importante de Oaxaca, consumen tamales en hojas de plátano, las gigantes tortillas tlayudas, moles de colores: negro, amarillo, verde, colorado y chichilo; quesadillas y garnachas, tamales de iguana, atoles, y nicuatole.

Los que provienen de la cultura zapoteca comen: sopa de segueza, pipián con salsa de pepitas, tamales con mole amarillo servidos en totomoxtle. Los Otomís que provienen de Hidalgo, Toluca y Tula y Querétaro, comen el Ximbo, un platillo a base de pollo, cerdo o animal de caza. Tamal relleno de conejo y chicharras en hojas de aguacate.

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Los mixtecos comen el mole mixteco, el huachimole, el chileajo, el mole de guajes, el chilate y las tetelas. Los Triquis consumen: chilaquiles, sopa azteca, atole de carne, granos de maíz semimolidos con chile, pozole triqui, enchiladas, frijol con masa y salsa de chiles secos.

Maíz, frijol y chile es algo común en todas las culturas mexicanas. La comida primitiva y la mezcla de la comida hispana hicieron el más grande mosaico gastronómico de México. En 2010 fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Cuando veas a nuestros migrantes ofréceles tu respeto y saludo, además de trabajo traen a Sinaloa su cocina. En Villa Juárez una picante tradición.