Conoce cómo perciben a las personas que dan las malas noticias según el estudio.
Por: Kenia Meza
Ser portador de las malas noticias, te hace el ‘indeseable de la habitación’.
Todos conocemos la escena, el ‘portador de la mala noticia’, tropezando con sus palabras y disculpándose incesantemente, se acerca a la persona para compartir la información. Por un segundo, parece que todo estará bien, hasta que el individuo voltea con un semblante totalmente opuesto a lo esperado. Esto comprueba el supuesto: a las personas no les agradan las malas noticias.
Resulta que el fenómeno “shooting the messenger” (disparar al mensajero) no se limita a la ficción. El estudio publicado en Journal of Experimental Psychology: General, demostró que las personas tienden a tener una visión débil de los portadores de malas noticias, incluso cuando éstas son simplemente mensajeros inocentes.
Estudios anteriores demostraron que a menudo las personas forman opiniones desfavorables de quienes dan comentarios negativos. Esto pudo comprobarse con una serie de 11 experimentos realizados en la Universidad de Harvard.
Los resultados mostraron que los portadores de malas noticias no son muy queridos. No obstante, el efecto parece ser específico para quienes entregan la noticia, mientras que otros, presentes al mismo tiempo, no se ven afectados.
Un estudio de Harvard parece confirmar nuestras sospechas: no nos agradan las personas que nos dan malas noticias (aun cuando no tengan la culpa) ???
— pictoline (@pictoline) 13 de mayo de 2019
* Nunca vuelve a dar una mala noticia * pic.twitter.com/FjQQQLmilW
Asimismo, encontraron que el efecto era más intenso en situaciones inesperadas o sin sentido. De ahí que los experimentos revelaron que la gente puede ‘disparar al mensajero’ porque creen que éste tiene motivos infames, incluso cuando esto no tiene sentido lógico.
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Dicho lo anterior, los investigadores sugieren que la persona que da la mala noticia tiene una base real en la forma en que las personas actúan en situaciones cotidianas.
“Parece provenir de varias fuentes, incluido el deseo de dar sentido a situaciones negativas o inesperadas, y la tendencia a atribuir erróneamente los motivos maliciosos a los mensajeros”, señalaron los autores, John L.K, Blunden H. y Liu, H.
De esta manera, estas tendencias dificultan la vida tanto para el mensajero como para el receptor. Dar las malas noticias ya es una tarea difícil, y ser visto como desagradables sólo se suma a la ‘lucha del mal’; y debido a que las personas no están dispuestas a aceptar los consejos de quienes no les agradan, podrían perder una ayuda importante, puntualizaron los autores.