En su ruta de éxito se topó con Culiacán y su gente. Su vuelo llegó el día jueves 17 de octubre alrededor de mediodía. Vivió el colapso colectivo y se asombró. Vivió el resurgimiento del ánimo positivo también.
Por: Miguel Calderón
La balacera de Culiacán en los ojos de la parálisis cerebral
Columna Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.
El pasado 19 de octubre, por cuestiones del destino, le tocó celebrar su cumpleaños en Culiacán a Iván Osvaldo Montiel Taxilaga. Él nació después de una prolongada noche que comunicó un domingo con un lunes. Antonia, su partera, lo recibió en este mundo con muchas dificultades por haberse enredado en el cordón umbilical.
Ése fue quizás el factor por el que le diagnosticaron parálisis cerebral. ¿La comunidad? Pozolopan, al extremo sur de la Laguna de Catemaco en Veracruz con 709 habitantes, de acuerdo con el INEGI y con un porcentaje de población sin concluir su primaria de casi el 50%.
Osvaldo Taxilaga nació en medio de 3 factores difíciles para alcanzar el éxito: con una enfermedad que ancla a muchos a depender de otros, en medio de la extrema pobreza y a muchos kilómetros de distancia de una universidad.
Su nombre artístico es El Chueco, por su manera de caminar y de hablar, y se presentó en el auditorio MIA como el conferenciante principal en medio de la ExpoParques 2019 a hablar de “Cómo ser un ciudadano chingón”.
Sólo 2 días después del conocido ahora como “jueves negro”, El Chueco se presentó temprano frente a los organizadores de este evento con la expectativa de que llegarían pocos vecinos a la cita por el temor colectivo que se respiraba en la átmosfera. 9am, 9:15, 9 y media y aquel lugar que puede recibir a cerca de 600 visitantes se había llenado.
Taxilaga hacía comentarios de sorpresa mientras el lugar se abarrotaba, como también sus vecinos en Pozolopan lo hicieron cuando aquel niño que se arrastró en el piso de tierra de su familia por casi 5 años empezó a caminar.
“No hay mejor momento que la adversidad para ponerse a actuar”, dijo a ese auditorio que lo escuchaba con suma atención. La mayoría de ese público era venido de las colonias, vecinos organizados que se ocupan de sus parques, los arreglan, los miman, los abrazan porque ahí están sus hijos.
Ese público hizo click con El Chueco y tuvo su mejor momento en el que se pusieron de pie, le aplaudieron y le cantaron las mañanitas. Juan Francisco Sotomayor, mi amigo de Reflejos de Sinaloa-ahora de Tus Buenas Noticias-, lo
expresó de la mejor manera: “El Chueco puso de pie a Culiacán” en un momento anímico muy complicado.
https://tusbuenasnoticias.com/arte-edu-y-cultura/el-chueco-conferencista-la-balacera-pie-culiacan/
En su Fan Page de Facebook, en la que se identifica como El Chueco, menciona que un día dejo de soñar en grande para soñar con andar en bici. Después de casi 10 meses de caídas, raspones y señalamientos de mala madre a su mamá por darle permiso, sucedió una sorpresa más en el pequeño pueblo de poco más de 700 pobladores: Osvaldo aprendió a andar en vehículo de 2 ruedas.
De ahí para delante nadie lo ha detenido: secundaria, prepa y profesional concluida. Sólo con verlo y escucharlo inspira.
El destino de Osvaldo tenía tres opciones: elegir entre ser jornalero, ser pescador o ser albañil, como la mayoría en su pueblo y en su familia. Decidió romper con ese paradigma y de paso eso le permitió conocer más allá de la Laguna de Catemaco.
En su ruta de éxito se topó con Culiacán y su gente. Su vuelo llegó el día jueves 17 de octubre alrededor de mediodía. Vivió el colapso colectivo y se asombró. Vivió el resurgimiento del ánimo positivo también.
Mientras observaba el juego de Los Tomateros y el debut de Sultanes de Monterrey en la liga, sentado en una butaca del estadio, ese sábado de su cumpleaños número 27, escuché de él lo siguiente: ¿De qué estás hecho Culiacán?