La educación de mi abuela

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.

Por: Miguel Calderón

Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.

Hago uso de un emotivo recuerdo de mi infancia previo al inicio del inédito ciclo escolar 2020/2021 y de la exactitud de Google Maps. Me veo cayendo la tarde caminando junto a mi abuela hace alrededor de 40 años.

Destino: Escuela Benito Juárez de Navolato. Trayecto: en medio de un terregoso campo de beisbol que permitía su entrada por una especie de portal a otra dimensión para acortar camino entre la calle Josefa Ortiz de Domínguez hacia la calle Vicente Guerrero. Motivo: mi abuela quería aprender a leer y a escribir y yo quería estar con ella.

Cierro mis ojos y veo cómo, en un pequeño rectángulo de una hoja de un cuaderno cuadricula, aplasta su lápiz y dibuja una especie de pacman para hacer sus primeras “e”s.

De 400 metros es la distancia entre la casa de mama grande hacía sus clases nocturnas, dice esta aplicación “orienta perdidos”. 5 minutos de tiempo caminando. Mientras mi abuela aprendía estas habilidades para enfrentar el mundo desde su viudez, yo asimilaba otras cosas de ella. “Saludar es muy importante hijo. No lo olvides: buenos días, buenas tardes. Siempre saluda. Escucha. Escuchar también es muy importante y de buena educación.

Nunca interrumpas a quien tiene uso de la voz. Sé honesto, siempre sé honesto”. Remembrar esas voces que rebotaban en forma de eco, por la escasa asistencia de adultos como mi abuela, en esos enormes salones me hace también recordar que quién quiere puede.

Imaginó el reto que tienen de frente maestros, niños y papás a partir de la semana que entra. De dónde sacaré computadora, y sí no jala bien el internet, sí en modo presencial mi hijo batalla para concentrarse, serán de seguro algunas de las variantes inquietudes que se registrarán en esta segunda mitad de este año en todas comunidades escolares de Sinaloa.

Conozco un esfuerzo ciudadano gratuito que también puede ayudar cuando sientan que nada sale bien: Paco El Chato. Éste no es sólo un personaje de los libros de textos de alguna época, sino también una plataforma digital de excelente apoyo para que los pequeños se diviertan, pongan atención y, además, aprendan.

Muchos papás y maestros descubren esta plataforma mucho después que los niños, en donde la primera duda que surge es cómo mejoró su desempeño este niño sin pedirme ayuda directa a mí que soy su padre o su profesor. Por increíble que parezca esto que les narró ha sucedido más de una vez. Veamos algunos datos.

Pacoelchato.com tiene más de 16 millones de usuarios que representa poco más de la mitad de la matrícula total de educación básica en todo el país. Es decir, uno de cada dos niños sabe de la existencia de este aliado para mejorar en la escuela.

Hace 4 décadas no existía esta generosa opción. De haber existido, mi abuela y yo nos hubiéramos ahorrado este camino lleno de obstáculos del que les platique al principio rumbo a las clases del INEA. Ahora, independientemente de sí sus preferencias para sintonizar sus clases son en Televisa, TV Azteca o Paco El Chato, mi sugerencia es que se acerquen a su abuela sí la tiene todavía.

Ellas son una gran fuente de sabiduría y de amor.

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