Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino por Miguel Claderón.
Por: Miguel Calderón
Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino por Miguel Claderón.
Emociones negativas hay en todas partes. En medio de una tormenta invernal me tocó, a principios de diciembre de 2018, conocer a Brent Decker en una cafetería de la Ciudad de Chicago porque su oficina estaba cerrada debido al mal tiempo. Brent es uno de esos “gringos” enamorados de lo latino y que el destino lo colocó en una misión casi celestial: trabajar por disminuir la violencia de las comunidades.
Esa primera fría platica llena de desconfianza tuvo versiones posteriores vía telefónica y por correo electrónico que fue generando mayor identificación mutua y un acuerdo trascendental: que el método que Brent había aplicado en varias ciudades del mundo viniera a Culiacán.
El trabajo del Vampi es una consecuencia de este acuerdo. Armando, como es su nombre de pila, es un joven ampliamente conocido en la zona en la que hace presencia.
En las últimas semanas ha sido pieza clave para que en uno de los principales espacios públicos se levante un colorido mural que por sí sólo es bello y colorido, pero que ha tenido un significado de mayor alcance: ha unido a los jóvenes del área en torno a conversaciones muy alejadas de los temas violentos. El Vampi ha convocado, ha puesto las “cocas”, las pizzas y ha acercado la escalera, la pintura y al muralista.
El modelo de intervención social que promueve, asesora y acompaña el equipo de Brent Decker tiene su base metodológica en entender el fenómeno de la violencia desde un enfoque de salud pública, partiendo de la premisa que los actos violentos se aprenden, se heredan y se contagian.
Bajo esta lógica lo que aplica en el combate a una enfermedad contagiosa es un protocolo de profesionales de la salud que interrumpa su propagación en donde un buen ejemplo son las medidas preventivas anti COVID19. En su paralelismo con los índices delictivos de Culiacán, el método y el Vampi, forman parte de un esquema de trabajo que atiende las explosiones del conflicto, las emociones negativas que generan violencia.
El Vampi y el resto del equipo tienen ya un año de trabajo y son conocidos como Más Vida. Los datos del reporte quizás no tengan al día de hoy los resultados que esperamos, pero por sí solos son muy ilustrativos. Han tenido más de 300 mediaciones de conflictos, en donde destaca como la razón principal de las diferencias los altercados personales.
La necesidad de intervenir es mucho más evidente en los meses de noviembre, diciembre y enero. Las estrategias más efectivas para calmar los ánimos en medio de los aprietos son llegar acuerdos, razonar y hacer uso de familiares y amigos como intermediarios.
Lo que también ha sido evidente es que en el comparativo anual hay menos homicidios con la presencia de Más Vida. Está probándose en la práctica, con este modelo, que cuando estallan las emociones negativas es bien importante calmarnos, ser tolerantes, respetuosos y tratar de resolver la diferencia por vías pacíficas para bien de todos.
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