De jornalero a fotógrafo, plasma las Historias de vida en familias de Villa Juárez

A los 12 años empezó con su papá a retratar jornaleros en los campos agrícolas, ahora sus fotos están por todo el país en las familias de migrantes.

Por: Juan Francisco Sotomayor

A los 12 años empezó con su papá a retratar jornaleros en los campos agrícolas, ahora sus fotos están por todo el país en las familias de migrantes.

Francisco Santillano López es el fotógrafo que plasma las historias de vida en familias de Villa Juárez, él y sus familiares son un referente del oficio de fotógrafos en la sindicatura. Empezó con esta afición desde los 12 años ayudando a su padre, captando los mejores momentos de familias migrantes, ahora sus fotos son historias en muchas regiones de México.

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Sus padres Francisco Santillano Gutiérrez y Marcelina López Valenzuela llegaron de Nuevo Ideal, Durango, a emplearse como jornaleros en los campos agrícolas. Cada fin de temporada regresaban a su pueblo, pero un día decidieron quedarse en Villa Juárez. En el Campo Santa Cecilia siempre los recibieron bien. En una de esas idas y vueltas Francisco Santillano padre regresó con una cámara instantánea y tomaba fotos a los compañeros de cuadrillas.

Ser jornalero y ser fotógrafo fue una buena combinación. Él mismo enseñó el oficio a sus hermanos que llegaron con él, y a su vez ellos enseñaron a sus hijos. Así surgieron los primeros fotógrafos de Villa Juárez, algunos ya murieron. De esa vida matrimonial, en Santa Cecilia procrearon 10 hijos, Francisco Santillano López es el segundo.

“Cuando me toca a mí yo iba en sexto año de primaria cuando él me enseña a tomar fotografías, igual empecé retratando gente del campo y poco a poco fui creciendo y adquiriendo la habilidad y la tecnología para empezar a tomar fotos en bodas, 15 años, bautizos y todo evento social”.

De los momentos agradables con su padre recuerda el gusto que las familias de jornaleros sentían verse retratados en una foto instantánea, cuando llegaban de sus pueblos, cuando trabajaban o cuando se iban. Ahora esas fotos que cuelgan en las paredes son las historias familiares de cientos de familias migrantes.

“Si, me da una satisfacción y orgullo el saber que todo el trabajo, toda esa fotografía que tomamos llega a diversas partes del mundo. Llegan aquí a trabajar, se toman la foto en el cultivo donde ellos trabajan para ir a enseñarlas a sus familias; de los lugares del campo y la fruta que ellos cortaban, las frutas y legumbres que se dedicaban a cortar. Y ese recuerdo me llena de satisfacción y orgullo poder transmitir y ganar ese recuerdo para todas esas familias”.

Igual que su padre, Francisco Santillano López no ha dejado los surcos, cada que puede, por las mañanas termina una tarea como jornalero agrícola, y luego vuelve al estudio de fotografía.

“Trato de sacar la mejor fotografía posible, sacar bien al sujeto, a la persona que se está retratando. Pero igual no nada más lo hacemos de modo de trabajo, sino que lo hacemos también con el corazón, que esa fotografía trasmita algo, un sentimiento, lo que ellos quieren que uno capte en ese momento”.

De este noble oficio Francisco Santillano dice tener la más grande satisfacción en conocer a todo tipo de gente. “Eso me ayuda mucho, le agradezco a mi papá haberme enseñado a retratar, a tomar fotografías, porque conoces mucha gente, y la experiencia de ir trabajando y tratando mucha gente. Eso te va creciendo, como fotógrafo y como persona. Empiezas a buscar más calidad para ofrecerles un mejor trabajo y un mejor servicio a todos los clientes”.

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Francisco Santillano dice haber descubierto un gusto por trabajar con niños en preescolar y primaria, donde ha fortalecido una relación con los padres, las maestras y directores. En esa suerte de fotógrafo dice haber tomado las fotos de recién nacidos y cada paso de crecimiento de ellos en la escuela, en 15 años y bodas, al punto que ha generado historias de vida, donde aquellos recién nacidos ya se casaron y tienen hijos a los que sigue fotografiando.

“De los fotógrafos viejos de Villa Juárez yo soy el más nuevo; y de los nuevos soy el más viejo, estoy en medio de las dos generaciones”, dice.

Para Francisco Santillano, “Villa Juárez lo es todo, un lugar muy bonito, muy rico en trabajo en pesca, nos dieron ganas de vivir aquí. Si volviera a nacer, volvería a vivir aquí, con la misma vida que me tocó vivir, agradecido con Dios y con mis padres por la familia, los papás que me tocó tener”.

Con la modestia de un jornalero y un gran corazón, es el fotógrafo que plasma las historias de vida en familias de Villa Juárez.

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