Los niños con Asperger pueden llevar una vida plena.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
El 18 de febrero se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger
Matías es un niño feliz. Juega, ríe, es un niño querido por su familia, está sano y bien atendido en casa.
Pero algo no es "normal", prefiere pasar el tiempo en los lugares más escondidos de la casa, no disfruta de jugar acompañado de otros niños, ni siquiera de sus hermanos. Y siempre tiene cerca su conejo de peluche. Ese que le regaló la abuela cuando era a penas un bebé.
El pequeño de 7 años es muy sensible a los sonidos fuertes, le molesta que la gente hable fuerte y presenta dificultad para comprender la diferencia entre una analogía y la realidad.
Su primer desafio fue cuando entró al kínder, ahí había solo gente desconocida para él, no hablaba con nadie y siempre estaba aislado. Ni qué decir de la participación en clase, lloraba constantemente y era un sufrimiento llevarlo a clases cada día.
Por fortuna en una visita al psicólogo del kínder la maestra pudo detectar que algunos de los síntomas se identificaban con el síndrome de Asperger por lo que le dieron seguimiento y a raíz de ese diagnóstico fue que se le empezó a tratar.
El síndrome de Asperger se encuadra en los trastornos del espectro autista, aunque por sus características se trata de manera diferenciada del autismo clásico.
Este es una afectación muy frecuente. Afecta de tres a cinco nacidos vivos por cada mil y supone una discapacidad para entender el mundo de lo social.
Este hecho da origen a comportamientos inadecuados que dan lugar a problemas en todos los ámbitos. Los déficits se refieren al lenguaje, al presentar dificultades en el ritmo de conversación e incluso en la coordinación motora.
Es un trastorno severo del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información.
Las personas afectadas tienen un aspecto e inteligencia normal y, a veces, superior a la media. Presentan un estilo cognitivo particular y frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas
De acuerdo con los especialistas un 90% de personas con Trastorno del Espectro Autista no tiene acceso al mercado laboral y el 10% restante accede a puestos de baja cualificación.
Por eso se hace hincapié en que el trabajo es un “derecho fundamental”.
Ayuda profesional
El síndrome de Asperger, como el conjunto de los Trastornos del Espectro Autista, no es una enfermedad y, por lo tanto, no tiene cura, pero sí se pueden trabajar distintas conductas y signos para conseguir una mejor calidad de vida y una mayor integración social y laboral de estas personas.
Para ello es necesario una intervención interdisciplinar, apoyada en un trabajo complementario con la familia.
Los profesionales de la logopedia trabajan aspectos del ámbito de la comunicación y enseñarán al niño a utilizar el lenguaje como una herramienta para socializar y no solo para obtener algo.
También les enseñan a dar más entonación y suavidad a sus palabras, a aprender a captar y expresar emociones, a entender lingüísticamente a los demás, etcétera.
Ellos se encargan de incidir en el entendimiento de conceptos abstractos y frases de doble sentido o ironías. Estas estrategias resultan eficaces para mejorar la comunicación y la relación social con el entorno, un factor clave para el mejor desarrollo e integración del niño.
Ahora Matías lleva una vida de mejor calidad al ser atendido por los especialistas.