El Papa Francisco señaló que el valor de una persona a los ojos de Dios no depende del éxito, ni del trabajo o el dinero que tiene en el banco, sino por el servicio.
Por: José Martínez Colín
José Martínez Colín
1) Para saber
Cuando se habla de héroes, suelen identificarse con personajes fantásticos que hacen espectaculares proezas. Hoy tienen fama algunos superhéroes llevados al cine que realizan, gracias a la tecnología, hazañas increíbles. Sin embargo, no dejan de ser ficticios.
El Papa Francisco, concluido su reciente viaje a Hungría y Eslovaquia, se refirió a quiénes son los verdaderos héroes: aquellas personas que se dedican a servir, a ayudar, que silenciosamente se ocupan y se preocupan del prójimo. En Bratislava visitó a las Hermanas Misioneras de la Caridad, de la Santa Madre Teresa de Calcuta, quienes “reciben a los descartados de la sociedad: rezan, sirven y ayudan. Y rezan tanto y ayudan tanto, sin pretensiones. Son los héroes de esta civilización”. Pidió a los asistentes reconocer su labor con un aplauso.
Advirtió el Papa que el consumismo, el vivir para las cosas de la tierra, conduce a diluir la presencia de Dios y nos aleja de Él. Nuestra respuesta vendrá de la oración y del amor humilde que sirve. Que retomemos una idea fundamental: El cristiano está para servir.
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2) Para pensar
Hace años, a un joven llamado Pascual le gustaba tener nuevas experiencias. Por ello trabajaba en una agencia de viajes. Pero nada lo satisfacía. Oyó hablar de la Madre Teresa de Calcuta y quería conocerla. Viajó a Bombay pero no estaba ahí. Un día escuchó que estaría en Madrid y fue a verla. Se puso cerca y le sorprendió que la Madre Teresa, que había recibido el Premio Nobel de la Paz en 1979, estuviera enseñando a sus Hermanas a poner unas cuerdas para secar la ropa. Además escuchó que necesitaba viajar a Yugoslavia y no se podía comprar boletos por ser domingo. Pascual ofreció resolverle el problema. En agradecimiento, le permitieron llevar en su carro a la madre Teresa a una iglesia. Pascual no creía que fuera verdad. Pasada su incredulidad, le preguntó cómo servir a los demás en concreto. La Madre le explicó que una manera sencilla era realizar bien su trabajo. Lo importante era poner amor y así Dios convertiría su trabajo en servicio. En concreto, en su trabajo se requerirá tener paciencia con los clientes: “Haz tu trabajo con amor y paciencia y así servirás a los demás. Y luego reza. No dejes de rezar, Pascual”.
3) Para vivir
El Papa Francisco señaló que el valor de una persona a los ojos de Dios no depende del éxito, ni del trabajo o el dinero que tiene en el banco, sino por el servicio. ¿Quieres sobresalir? Sirve, aunque a veces cueste. Cuando los discípulos discutían sobre quién era el más grande de ellos, Jesús les enseña que “si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos”. Servir no es una expresión de cortesía: es recorrer el camino de Jesús, quien no vino “a ser servido, sino a servir”.
El Santo Padre alentó a servir en primer lugar a los necesitados que no tienen nada que dar. Así acogemos a Jesús que esta´ ahí, y recibimos el tierno abrazo de Dios. Terminó pidiendo orando: “que la Virgen María, humilde sierva del Señor, nos ayude a comprender que servir no nos disminuye, sino que nos hace crecer. Hay más alegría en dar que en recibir”.
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