De Villa Juárez para el mundo, el joven músico de 26 años, está abriendo paso en un mercado musical poco conocido.
Por: Christian López
De Villa Juárez para el mundo, el joven músico de 26 años, está abriendo paso en un mercado musical poco conocido.
Alejandro Murillo es hijo de padres villajuarences, aunque su familia ha vivido la mayor parte del tiempo en Campo Romero, dentro de la sindicatura, los une Villa Juárez, pues Alejandro pasó la mayor parte de su vida asistiendo a escuelas locales, hasta preparatoria.
En Villa Juárez, no se le recuerda como un músico, sino como el hijo del carrocero. Su padre Manuel Murillo, es una persona muy conocida por su trabajo. Su mamá es Alma Judith Vega y tiene dos hermanos. Alejandro es el del medio.
En su familia, no había nadie hasta el momento que se dedicara al arte musical, su apego a la música se debe a que anteriormente había estado en un coro musical en una iglesia. En poco tiempo pasó de ser sólo un músico amateur, a tomarlo como algo profesional.
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Alejandro es Ingeniero Industrial, estudió en Tecnológico de Culiacán, pero el gusto por aprender a tocar el saxofón lo llevó a traspasar fronteras.
Desde los 15 años empezó a tocar la guitarra, después se pasó al bajo eléctrico, hubo un tiempo en que también fue pianista, pero en esa época solo era por diversión. No imaginó que más adelante la música sería una importante fuente de ingreso y entretenimiento.
Alejandro Murillo comenta que la música siempre estuvo en diferentes etapas de su vida. Y aunque fue dejando rezagados sus instrumentos, mientras estudiaba y trabajaba, recuerda su interés en el gusto por aprender a tocar el saxofón.
En un restaurante conocido en la ciudad de Culiacán, donde él trabajaba como mesero, se dio cuenta que ponían música de saxofón, pero con pistas. Notó que el saxofón tenía cierta similitud con el piano, un instrumento que ya tocaba. Rápidamente se vino a su mente que él también podría aprender a tocarlo.
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De ahí le nació la idea de sustituir en el restaurante la música grabada por música en vivo. Recuerda que cuando se le dio la oportunidad de empezar a tocar ahí, la pandemia hizo de las suyas y tuvo que guardar sus sueños por un tiempo.
Una oportunidad comenzaba.
Le tomó dos años aprender a tocar el instrumento y poder comprarse uno, actualmente lleva cuatros años practicando y tocando el saxofón.
Después de graduarse de Ingeniero Industrial, entró a trabajar en una reconocida agencia de autos en la ciudad, en sus tiempos libres, empezó a tomar clases de saxofón. Todos los sábados una hora por 300 pesos, aunque no tenía la suficiente solvencia para costearse cada clase, duró dos años estudiando y practicando para mejorar su técnica.
Alejandro confiesa que, en sus primeras presentaciones no tuvo tiempo de darse a conocer. Aunque se armó de un buen equipo para realizar sus presentaciones, la pandemia interrumpió por completo su sueño. Fue difícil en ese momento poder compartir con los demás su gusto y pasión por el saxofón.
Tan difícil fue la situación para él, que renunció a su trabajo actual y se dedicó a trabajar con su papá en el taller de carrocería, pero sin dejar de lado la música, aprovechó para prepararse y mejorar su estilo musical.
Viajando al sueño americano
Alejandro recibió una invitación de irse a trabajar a Estados Unidos. Aunque él creía que su futuro solamente estaba en Sinaloa, se llevó consigo el saxofón y muchas ganas de triunfar. Ese empeño le ha llevado a vivir el sueño americano, con el saxofón en tan sólo un año ha vivido lo que jamás imaginó sucederían en Culiacán.
Recuerda que, al estar practicando en el parque de su colonia, en un condado de California, llamaba la atención de vecinos y transeúntes, quienes le sugerían que se presentara a tocar en conocidos lugares de la ciudad.
“La gente me sugería, deberías de ir a tocar allá, deberías de ir a tocar acá, pero aún no estaba preparado, además de que tenía miedo a las autoridades por motivo de pandemia. Pues me animo y compro otro equipo musical y pido permiso en una birriería, para probar suerte. Y no me fue tan mal para ser primera vez, me quedé maravillado de lo que junté ese día”, mencionó emocionado.
Probando suerte
Aunque sentía que estaba estancado ahí y no lograba destacar decidió probar suerte en otros lugares. La gente le sugirió visitar Plaza México, hizo una buena elección pues es donde mejor le ha ido, por ser el terreno más mexicano de los Ángeles, California.
En sus presentaciones en la Plaza México logra obtener hasta 300 dólares de 3 a 4 horas.
“Cuando miré esa cantidad dije, que tengo que ir hacer allá, aquí está mi futuro, lo siento”.
Después de ver que su incursión en el mundo de la música estaba dando frutos, decidió expandirse y visitar otros lugares del país americano como Santa Mónica, el Paseo de la Fama, entre otros, que le sirvieron como tarjeta de presentación para conseguir más clientes en eventos privados.
Desde el Downtown de los Ángeles, la ciudad de Anaheim, lugares muy exclusivos, así como bodas, quinceaños, cumpleaños, baby showers y celebración de aniversarios.
Sin embargo, no todo es color de rosa, puesto que hay ocasiones que no hay ni un solo evento en un fin de semana. Comenta Murillo que al menos, no ha dejado ningún cliente insatisfecho, ya que siempre busca que se queden contentos.
“La ventaja de ser saxofonista solista latino en Estados Unidos, es que no hay proyectos así como los que hago, evidentemente si hay saxofonistas pero la mayoría trabaja ya dentro de bandas, grupos norteños, jazz, etc”.
Su llegada a Tengo Talento Mucho Talento.
Dicen que nada es casualidad, y Alejandro lo supo aprovechar, cuando invitó a salir a una chica, ella le menciona que tenía talento para la música y que debería asistir al programa de Tengo Talento, ya que se grababa en la misma ciudad donde ambos viven.
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“Mando mis videos online, de lo que hago y al día siguiente me llaman y me hacen una reunión por zoom y me entrevistan y me dicen; en un mes te hablamos si quedaste o no, y pues ni modo a seguir mi vida y como yo no pertenezco a este país tengo que aprovechar cada minuto. Si no hago esto de perdida me voy a ir a pasear a conocer lo que pueda y pasa un mes y me hablaron, en donde oficialmente pase la audición. Y el próximo jueves debía presentarme ante los jueces… me cayó como balde de agua fría”.
Llegó el gran día, su primera participación no fue la esperada y dejó mucho que desear, pero gracias a “Don cheto” el personaje y presentador del programa, le dio una segunda oportunidad durante su presentación, y logró pasar a la siguiente ronda al ser calificado bien por los jueces.
“Digamos que al menos tuve la oportunidad de dejar una participación digna, después de la segunda participación que me dieron, y en esta vez como dicen los saxofonistas, le voy a echar toda la presión de aire que tenga, voy a echar puro aire de calidad, por eso salió bonito la segunda, y pues ya lo demás ustedes juzguen”.
Tras su participación en este reality show, logró impresionar a varias personas, confiesa que ha salido más trabajo a raíz de ello. Actualmente Alejandro Murillo tiene dos trabajos, y los fines de semana lo usa prácticamente para la música, lo que más le apasiona hacer.
Apoyo sinaloense
Cuando sus conocidos y familiares supieron de su participación, rápidamente el apoyo y solidaridad fue creciendo, a través de redes sociales se notaba el gran cariño que le tenían a Alejandro.
“Al menos lo intenté y espero que esto le sirva a la gente, a que se inspire, que diga, si él pudo, porque yo no. Que digan a la otra, pues yo también voy a ir, y si lo hacen mejor que yo, que bueno”.
Invita a los jóvenes de Villa Juárez y de su comunidad a que sean valientes: “Riesgos hay siempre, aunque quizás su camino no es el más transitado, si no un poco más complicado, la visualización ayuda para ver cómo te ves en un año o más y saber que quisieran ser en la vida”.
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Alejandro Murillo, mejor conocido por su gente como “El Murillo” reconoce que no tiene muy buena voz, pero que sí en algo sí quiso destacar ha sido con su saxofón.
Así como Alejandro, que tuvo que pasar dos años, con el puro deseo de poder tener un saxofón, para aprender a tocarlo y mostrar su talento a los demás, ahora sus sueños rinden frutos y su música se escucha en los lugares más exclusivos de California.
Con plena satisfacción, el saxofonista de Villa Juárez es orgullo mexicano, lleva su música de corazón latino en calles estadounidenses. La perseverancia, constancia y disciplina hicieron de Alejandro un Sinaloense por el mundo.
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