El Cronista Francisco Verdugo Falquez, en su libro “Las Viejas Calles de Culiacán”, relata que en este edificio se juró solemnemente la Constitución Política de la República Mexicana de 1857. Su patio central ocasionalmente servía como escenario teatral donde se representaban Zarzuelas, género del bello canto que gustaba mucho a la sociedad de la época.
Por: Jaime Félix Pico
Antigua Casa Consistorial del Obispado.
Jaime Félix Pico | Relatos y rincones
¿En qué momento construyeron el edificio que hoy ocupa el MASIN? En la primera mitad del siglo XIX, una vez consumada la independencia nacional (1821), y cancelado el primer imperio que entronizó a Agustín de Iturbide (1822-1823), la nueva nación, México, avanzó hacia la institucionalización de su gobierno, en medio de luchas fratricidas entre grupos políticos centralistas y federalistas, unos luchando por implantar el federalismo en boga y otros apegados a la tradición virreinal, pugnaban por una nación de perfil centralista.
Las luchas entre federalistas y centralistas repercutieron políticamente en el noroeste del país, donde las Provincias de Sonora y Sinaloa habían estado unidas durante el imperio, pero el 21 de julio de 1823 el Supremo Poder Ejecutivo las separó mediante Decreto declarando a Culiacán capital de la Provincia de Sinaloa dándole al mismo tiempo la categoría de ciudad.
La tranquila y aletargada villa de san Miguel de Culiacán se convirtió en ciudad, iniciando una nueva etapa en el desarrollo social y urbano. Una circunstancia fortuita de gran importancia para Culiacán fue el que los obispos de Sonora fijaron su residencia aquí, no obstante que la sede de la Diócesis, creada en 1779, le correspondía a la ciudad de Arizpe; ocurrió así por los inconvenientes de residir en un punto muy lejano y expuesto a los ataques de los indígenas apaches, que los asediaban constantemente.
Así pues, a la llegada de un nuevo obispo a Culiacán su residencia la fijaba en la Casa Consistorial que existía y estaba cerca de la vieja parroquia, después de la Plaza de Armas (hoy Plazuela A. Obregón). Al paso del tiempo y después de muchas vicisitudes y usos que se le ha dado a esta finca, que fue residencia de obispos, hoy es el edificio que alberga al Museo de Arte de Sinaloa, conocido por sus siglas como MASIN.
El Obispo Don Lázaro de la Garza y Ballesteros llegó a Culiacán en 1838. Clérigo inteligente, innovador y emprendedor, promovió la construcción, primero, de una Catedral (inició en 1842) y del Seminario Conciliar Tridentino de Sonora (hoy Palacio Municipal). La Catedral la construyó para sustituir a la vieja parroquia que según el obispo era pequeña y estaba en pésimas condiciones materiales; el Seminario, para formar los sacerdotes de las iglesias de la Diócesis que abarcaba un vasto territorio con numerosas comunidades que atender espiritualmente.
Esto edificó don Lázaro para servir a los vivos. Para el reposo de los muertos, construyó el Panteón San Juan Nepomuceno, que sustituyó al panteón que operaba frente a la parroquia.
La Catedral se terminó de construir muchos años después, en 1885. Pese a ello, la iglesia en proceso de construcción, los edificios del Seminario Conciliar y la Casa Consistorial, junto con el conocido como “La Tercena” (hoy Archivo Histórico del Estado de Sinaloa), “El Mesón de San Carlos” (hoy Centro Sinaloa de las Artes Centenario del ISIC), éstos últimos construidos a fines de la etapa colonial, fueron las edificaciones que dieron a Culiacán los primeros tintes de ciudad capital.
A partir de su inicio como Casa Consistorial el edificio ha tenido distintos usos, sin embargo, ha conservado su originalidad y presencia arquitectónica, haciéndose más visible cuando se convirtió en la residencia del gobernador Ingeniero Mariano Martínez de Castro (1880-1884). Y por tanto sirvió de despacho del ejecutivo estatal, considerada la casa de gobierno de entonces.
El Cronista Francisco Verdugo Falquez, en su libro “Las Viejas Calles de Culiacán”, relata que en este edificio se juró solemnemente la Constitución Política de la República Mexicana de 1857. Su patio central ocasionalmente servía como escenario teatral donde se representaban Zarzuelas, género del bello canto que gustaba mucho a la sociedad de la época.
El Ingeniero Luis F. Molina intervino el edificio, originalmente de una sola planta, a finales del siglo XIX, le rediseñó la fachada y construyó la planta alta. Los Arquitectos René Llanes Gutiérrez y Martín Sandoval Bojórquez, estudiosos de la obra del llamado Arquitecto de la Ciudad, en sus libros: “Las Transformaciones de las estructuras espaciales del área central de Culiacán, durante el siglo XIX” y “Luis F. Molina el Arquitecto Porfirista de la ciudad de Culiacán” respectivamente, señalan que Molina al intervenirlo respetó la organización funcional y formal del edificio original motivo por el cual su fachada no tiene el rigor simétrico del resto de sus obras; no obstante su asimetría, conserva la sobriedad del estilo clasicista característico del período porfirista.
Señalan que es uno de los edificios que mejor representa el estilo neoclásico de la arquitectura decimonónica y de los más notables y elegantes del Centro Histórico.
La construcción de dos plantas se desarrolla a partir de un patio central de grandes proporciones, circundado por amplios portales construidos a base de columnas de cantera rosa y arcos de medio punto. Cuenta con una escalera de corte clásico, que se localiza en el lado sur del inmueble, quedando sobre el eje que corresponde al acceso del edificio, a la cual se llega por medio del patio central.
Desde principios del siglo pasado y hasta el año de 1980 fue la sede del Ayuntamiento de Culiacán, el Palacio Municipal. Posteriormente fue ocupado por la Dirección de Seguridad Pública Municipal, y en el año 1988 el gobernador Francisco Labastida Ochoa lo entregó a DIFOCUR para su rehabilitación, adecuándolo funcionalmente para uso cultural como el primer Museo de Arte de Sinaloa, principal acervo de las colecciones de obras de pintura mexicana contemporánea, una de las más importantes de México.
El Licenciado Jorge Chávez Castro, Presidente Municipal de Culiacán fue el último presidente que despachó en este edificio con carácter de Palacio Municipal. En el año 1980 cuando el entonces gobernador Alfonso G. Calderón (1975-1980), quien despachaba en el Palacio de Gobierno (hoy Palacio Municipal), decidió mudarse a la nueva Unidad Administrativa, que mandó construir con el fin de que fuera sede de los poderes ejecutivo y judicial. El presidente municipal decidió cambiarse al edificio que desocupó el Gobierno del Estado por la avenida A. Obregón; desde entonces es el Palacio Municipal de Culiacán.
Lee: El Palacio Municipal de Culiacán
Mediante acuerdo del Cabildo Municipal el presidente Chávez Castro cambió la sede del Ayuntamiento de Culiacán al edificio que el gobernador Gabriel Leyva Velázquez, en el año 1960, lo decretó sede de su gobierno y por tanto Palacio de Gobierno del Estado.
Los trabajos de restauración del edificio para convertirlo en museo dejaron huella en la memoria de los Culiacanenses, ya que esta obra marca un hito en el proceso de rescate y conservación del Centro Histórico. Es a partir de allí que los habitantes de la ciudad capital son más conscientes de la belleza de la arquitectura que caracterizó a la antigua ciudad, del valor histórico y patrimonial que representan estos edificios de características monumentales y la necesidad de preservarlos como íconos de nuestra identidad urbana y arquitectónica.
El hoy monumental edificio es sede del Museo de Arte de Sinaloa que abrió sus puertas al público el 21 de noviembre de 1991, luego de una gran ceremonia de inauguración presidida por la Doctora María Teresa Uriarte de Labastida, entonces Directora de DIFOCUR, ante la presencia de Rafael Tovar y de Teresa, quien ocupaba la Dirección General de CONACULTA. En su inauguración estuvo además quien fue la primera Directora del Museo, Arcelia Espinoza de los Monteros; fue invitado a la ceremonia el reconocido pintor Blady, quien aprovechó su breve estancia para impartir talleres de artes plásticas a los niños de Culiacán.
La museografía y curaduría de la primera exposición de pintura que se presentó al público al momento de la inauguración llevó el título “Un Panorama del Arte Mexicano”, fue de Miriam Kaiser, historiadora del Arte; desde entonces Miriam ha sido factor determinante para mostrar y hacer crecer la colección de pinturas que guarda el museo integrada principalmente por obras de pintura mexicana contemporánea, sin faltar obras de los más reconocidos pintores mexicanos como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, el Dr. Atl,, Rufino Tamayo, José Luis Cuevas, entre otros.
La administración del Museo cuenta con el apoyo de la sociedad sinaloense a través de la Asociación de Amigos del Museo de Arte de Sinaloa A. C. que se responsabiliza, entre otros menesteres, de la organización de eventos para recaudar fondos como la Gran Subasta Anual de pinturas.