*En colaboración con Boris González Ceja
Por: Elizabeth González Cueto
La ansiedad y la depresión son dos de las condiciones de salud mental más comunes que afectan a las personas en todo el mundo. Estas condiciones pueden ser debilitantes y pueden afectar significativamente la vida diaria de una persona. Sin embargo, es importante tener en cuenta que tanto la ansiedad como la depresión son tratables y se pueden revertir con el manejo adecuado.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de las personas en todo el mundo. La incertidumbre, el aislamiento social y el estrés económico han llevado a un aumento en los niveles de ansiedad y depresión.
Posterior a la pandemia y la subsecuente crisis económica, se vuelve necesario analizar los problemas de violencia social y de género que se viven en nuestras comunidades, considerando los problemas psicológicos complejos que tienen una íntima relación con la depresión y la ansiedad de personas migrantes y residentes locales.
En México las estadísticas muestran que el 50.7 por ciento de la población han presentado síntomas de ansiedad, con Puebla, Chiapas y Michoacán entre los primeros lugares. Poco más del 15 por ciento de la población ha padecido síntomas de depresión, cuyos mayores porcentajes se encuentran en Guerrero, Tabasco, Durango, Zacatecas y Michoacán.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Bienestar del INEGI, las mujeres son aquellas que presentan más síntomas de ansiedad y depresión; sin embargo, como profesionales de la salud mental, podemos afirmar que ambas condiciones pueden revertirse con la atención psicológica profesional adecuada.
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La ansiedad y la depresión pueden son padecimientos multifactoriales causados por factores genéticos, alteraciones de la química cerebral, eventos traumáticos y ciertos rasgos de la personalidad.
Los factores genéticos parecen predisponer al desarrollo del trastorno de ansiedad generalizada (TAG). El TAG comparte una heredabilidad común con la depresión mayor y con el rasgo de personalidad “neuroticismo”. Otros datos apoyan que las variaciones en los subtipos del gen de la descarboxilasa del ácido glutámico aumentan la susceptibilidad de presentar ansiedad, y una mayor frecuencia del genotipo SS de la región polimórfica ligada al gen del transportador de serotonina en individuos con TAG.
Además, los estudios genético-ambientales han puesto de relieve la importancia de los traumas tempranos en el desarrollo y de los acontecimientos vitales estresantes recientes y su interacción con los marcadores genéticos en el desarrollo del TAG y la sensibilidad a la ansiedad. Los eventos traumáticos, como la muerte de un ser querido, un divorcio o una pérdida laboral, pueden desencadenar síntomas de estas condiciones. De manera similar, el estrés crónico, como los problemas financieros o un trabajo exigente, también puede conducir al desarrollo de ansiedad o depresión.
Ciertos rasgos de la personalidad, por ejemplo, las personas que son perfeccionistas, críticas consigo mismas o tienen una tendencia a preocuparse excesivamente pueden ser más propensas a desarrollar ansiedad. Por otro lado, las personas que tienen una tendencia a rumiar o a sentirse abatidas o desesperadas pueden ser más propensas a desarrollar depresión.
Signos y síntomas
Los signos y síntomas de ansiedad y depresión pueden variar de persona a persona, pero existen algunos síntomas comunes que pueden indicar que una persona está sufriendo de estas condiciones.
Los síntomas de ansiedad incluyen preocupación excesiva, tensión muscular, temblor, sudoración, palpitaciones, dificultad para concentrarse, alteraciones del sueño y falta de apetito.
Los síntomas de depresión incluyen tristeza, apatía, pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba, cambios en el apetito, alteraciones del sueño, cansancio, dificultad para concentrarse, sensación de inutilidad y pensamientos de muerte o suicidio.
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Una vez que un paciente ha sido diagnosticado de ansiedad o depresión, el siguiente paso es determinar, basándose en la evaluación clínica de la gravedad, el grado de angustia o deterioro y las preferencias del paciente, si es necesario el tratamiento del trastorno. El objetivo principal del tratamiento es reducir los síntomas de ansiedad y mejorar así el funcionamiento. Además, el tratamiento puede incluir terapia, medicación o una combinación de ambos.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una forma de terapia que se centra en ayudar a las personas a identificar y cambiar los pensamientos y comportamientos negativos que contribuyen a sus síntomas. La TCC también puede ayudar a las personas a desarrollar habilidades para manejar el estrés y la ansiedad. La terapia interpersonal también puede ser útil para tratar la depresión, ya que se centra en ayudar a las personas a mejorar sus relaciones y resolver los problemas emocionales.
La medicación también puede ser eficaz para tratar la ansiedad y la depresión. Los antidepresivos son los medicamentos más comunes utilizados para tratar la depresión y, los ansiolíticos para el manejo de la ansiedad. Es importante tener en cuenta que la medicación puede tardar varias semanas en hacer efecto y que es posible que sea necesario ajustar la dosis o cambiar de medicación si los síntomas no mejoran.
Otras estrategias que pueden ayudar a mejorar los síntomas de ansiedad y depresión incluyen:
Hacer ejercicio regularmente: El ejercicio libera endorfinas, que son sustancias químicas que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Además, el ejercicio ayuda a reducir el estrés y mejora la calidad del sueño.
Practicar técnicas de relajación: La meditación, la respiración profunda y el yoga son algunas de las técnicas de relajación que pueden ayudar a reducir la ansiedad y la depresión.
Higiene del sueño: La falta de sueño puede agravar los síntomas de ansiedad y depresión, por lo que es importante asegurarse de obtener suficiente sueño cada noche.
Mantener una dieta equilibrada
Evitar el consumo de alcohol y drogas
Mantener una red de apoyo a través de amigos y familiares
¿Qué debo hacer si tengo síntomas de ansiedad o depresión?
Lo primero que debemos saber es que ambas condiciones son una respuesta a factores externos como las violencias, problemas laborales, escolares o amorosos; aunque también pueden deberse a factores internos como frustraciones, deseos insatisfechos o metas no cumplidas.
Si usted presenta síntomas como tristeza continua, miedo sin explicación aparente, no encuentra sentido a su vida, experimenta pánico a la soledad, entre otras emociones negativas, es necesario que analice las posibles causas, expulse de inmediato los pensamientos negativos aprendiendo habilidades socioemocionales y busque realizar actividades que en algún momento le hayan hecho sentir bien.
Es importante que, si persisten los síntomas de ansiedad y depresión, busque atención psicológica. En la Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario brindamos servicios las 24 horas, los 7 días de la semana, en México y en Estados Unidos.
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