¿Las lámparas de las calles deberían estar orientadas hacia los peatones o hacia los automóviles?
Por: Anel Mejía
Los desplazamientos en las ciudades son muy diferentes cuando cae la noche, cambiando totalmente la percepción del espacio, elevando las zonas de inseguridad y miedo en la oscuridad nocturna.
En las ciudades actuales existen manifestaciones de violencia que se han transformado en problemas centrales en el miedo y las zonas de inseguridad las cuales más afectan la calidad de vida de las personas.
La iluminación apropiada de los espacios públicos mejora la seguridad, reduce la delincuencia, facilita la movilidad, y crea un ambiente seguro y cómodo.
Si bien cuando hablamos de espacio público notamos una gran diferencia de elementos urbanos en calles y banquetas, si bien la luminaria que existe en las calles en su mayoría está enfocada para el auto, no hay que olvidar que por las noches también transitan personas por la banqueta o ciclovías.
Una iluminación adecuada resalta los elementos urbanos de una ciudad, creando un entorno atractivo y agradable, garantizando la seguridad de los ciudadanos y mejorando la estética de los espacios públicos, además de que puede contribuir a reducir los siniestros viales.
Las áreas más comunes y transitadas en las ciudades que no se deben olvidar en la aplicación del alumbrado público son:
- Banquetas
- Calles
- Áreas residenciales
- Áreas de servicio
- Zonas comerciales
- Plazas y parques
Si bien este tipo de recurso tiene muchas ventajas, su exceso trae una serie de desafíos en las ciudades. Uno de los principales problemas del alumbrado público es la contaminación lumínica.
La luz excesiva puede afectar negativamente a la fauna y la flora de las ciudades, así como interferir en la observación del cielo nocturno.
Algunas de las consecuencias de la contaminación lumínica son:
El consumo energético excesivo genera mayores cantidades de combustible, lo cual contribuye al cambio climático.
Derivado de la modificación de los ciclos biológicos de vida de los seres humanos, puede producir fatiga, insomnio o ansiedad, entre otros.
Altera los ciclos naturales de muchas especies, además de que afecta a las cadenas alimenticias en las que se ven implicados los animales nocturnos.
Algunas de las acciones a tomar en cuenta para estos casos son direccionar adecuadamente los puntos de iluminación si se encuentra en un área verde, las cuales son atractivas para las especies silvestres.
Utilizar luces de baja intensidad y eficientes, incluyendo las luces que enfocan directamente al cielo, y crear conciencia sobre las consecuencias de la contaminación lumínica.
Las luminarias utilizadas en los parques públicos, ciclovías y zonas peatonales deben garantizar el máximo confort y seguridad a los usuarios, una de las características importantes es que se encuentran instaladas en postes bajos.
En su totalidad la luminaria que podemos localizar en los espacios es para los usuarios del automóvil, con la diferencia de que este mobiliario se encuentra a una altura y distancia superior a las que se encuentran en espacios públicos.
Bajo este criterio se crean tramos oscuros o ciegos entre luminaria sobre la calle, lo cual concentra un espacio inseguro para los peatones y los ciclistas.
La importancia de las calles bien iluminadas permite a los usuarios de las vías ver claramente, lo que reduce el riesgo de siniestros viales, permitiendo a los peatones, ciclistas y conductores identificar de manera más clara a otras personas y objetos en su entorno.
Además de que influye en el estado de ánimo y la percepción que las personas tienen de su entorno y con ello mejorar la fomentan el uso del espacio público, promoviendo actividades nocturnas como socializar, caminar o hacer deporte, lo que contribuye a una mayor interacción comunitaria.