Pedir calaverita es una costumbre que forma parte de los festejos del Día de Muertos. Aquí te explicamos cuándo se pide y por qué
Por: Raúl Durán
Una de las costumbres que forman parte del festejo del Día de Muertos en México es que chicos y no tan chicos acudan a las casas disfrazados pidiendo "calaverita", una tradición que se ha resignificado con el paso de los años, pero ¿cuándo y por qué se pide calaverita?
La costumbre de pedir calaverita comenzó como una tradición de caridad y respeto por los difuntos, pero con el paso del tiempo se ha mezclado con la festividad de Halloween, convirtiéndose en una actividad divertida de la que aquí hablaremos.
¿Cuándo se pide calaverita?
La tradición nos dice que el día para pedir calaveritas es el 1 de noviembre, un día antes del Día de Muertos, y es que se trata precisamente del Día de Todos los Santos, el cual está dedicado a los niños difuntos, en el que la principal costumbre es colocar ofrendas y altares con dulces y juguetes en su memoria.
Sin embargo, muchas personas aprovechan esta tradición para celebrarla a la manera del Halloween, por lo que durante el 31 de octubre, 1 de noviembre y en algunos casos hasta el 2 de noviembre salen a las calles para pedir calaveritas en las casas, lo que es decir, dulces.
A pesar de los cambios que ha sufrido esta tradición, pedir calaverita sigue conservando un trasfondo significativo que conecta a los vivos con los que ya no están.
¿Cuál es el origen de pedir calaverita?
El origen de pedir calaverita parece estar relacionado con un antigua leyenda que relata que esta costumbre surgió desde la época prehispánica con un niño huérfano que no tenía dinero para su ofrenda, por lo que se le ocurrió pintarse la cara disfrazándose de calavera y salir a pedir caridad, como un poco comida, pan o dinero.
Otra versión señala que esta costumbre surgió como una práctica de caridad funeraria, donde se acostumbraba dar limosna a los pobres en Día de Muertos y en funerales, como una manera de ayudar a las almas a encontrar su descanso y ayudar a quienes más lo necesitan.
De esta manera, se creía que dar calaverita ayudaba a crear un puente entre vivos y muertos, donde el donante se vuelve una suerte de mensajero que conecta al receptor con su difunto.