Por: Juan Pablo Casanova
Generalmente cuando tomamos la decisión de hacer un gasto o inversión de nuestro dinero, nuestro primer pensamiento suele ser de preocupación, por lo que significa en cuestión númerica la disminución de nuestro dinero disponible. En ocasiones esta preocupación se mezcla con un sentimiento de irresponsabilidad, que nos hace dudar si la compra o el gasto que estamos haciendo es lo más conveniente para nosotros en ese momento.
No importa si la compra o inversión que estamos haciendo fue hecha con las siguientes características; es algo que planeamos; revisamos las mejores opciones y precios; esta contemplado en nuestro presupuesto personal; y, realmente lo necesitamos. No se diga entonces si la compra es un poco más impulsiva, y por cumplir un gusto personal.
Sin embargo, si es una compra que esta dentro de nuestro alcance financiero, en lugar de tener esos pensamientos y sentimientos de culpa y negativos, debemos de cambiarlos por pensamientos y sentimientos de celebración y alegría.
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Es por ello que sugiero que cada vez que decidimos ahorrar una parte de nuestros ingresos, debe de ser un motivo de celebración y festejo. Puede ser una cantidad mensual pequeña, o puede ser una cantidad más considerable y que sea 1 o 2 veces al año. Lo importante es que se nos haga una costumbre el festejarlo. De esta forma, cada vez que ahorremos dinero, vamos a asociarlo con un momento feliz de nuestras vidas. Y como seres humanos que buscamos la felicidad, podemos asociar este buen hábito de ahorro con momentos felices. Y el resultado a largo plazo será de beneficio para nosotros, nuestra familia, nuestros hijos y nuestras finanzas.
Así que cada vez que decidas ahorrar una cantidad, celébralo con entusiasmo.