Comenzar a desarrollar el hábito del ahorro permite que, en caso de llegar a tener 100 años de edad, la parte financiera no sea una carga para nosotros ni para nuestros allegados.
Por: Juan Pablo Casanova
Este fin de semana comencé a ver un documental en Netflix que se titula en español "Vivir 100 años: Los secretos de las zonas azules". Este documental trata sobre distintas regiones del mundo donde existe una población considerable de personas que llegan a una edad avanzada con una calidad de vida excepcional.
Visitan regiones como Cerdeña en Italia, Icaria en Grecia, Loma Linda en California, EE.UU., Okinawa en Japón y otras regiones más. Y en cada zona revisan los factores que hacen que tantas personas vivan a sus 80s, 90s y 100s años con una vida de calidad. Adicional a la edad, en estas regiones suele haber muy pocos casos de personas enfermas de diabetes, del corazón, o demencia senil.
En el caso de Okinawa, Japón, me llamó mucha la atención que consideraron como factor importante una forma de vivir en comunidad llamada MOAI. Este sistema de apoyo les sirve para ayudarse entre ellos en temas sociales, financieros, de salud y espirituales.
Específicamente en el tema financiero, se menciona un ejemplo en el documental de una persona del grupo que ocupaba atención médica y entre toda la comunidad (Moai), se ayudan a pagar las cuentas de dicha persona. Esto es una tradición que lleva años funcionándoles, es parte de su cultura.
Yo lo trasladé a nuestro país, me acordé de las famosas "cundinas" que muchas personas hacen. También me acordé de algunos casos que suelen comunicarse en redes sociales, donde se pide ayuda o apoyo para personas enfermas que no tienen seguro social ni seguro privado.
Me hizo pensar que, si Dios nos da la fortuna y gracia de llegar a tener 80, 90 o 100 años de edad, con una buena salud física y mental, es importante que contemos con un sistema parecido al MOAI para que en cualquier eventualidad dispongamos de dicho apoyo.
En nuestro país o en nuestra comunidad sería muy difícil comenzar con esta tradición japonesa. Inclusive si la comenzamos a inculcar posiblemente no nos tocaría que funcionará como es en Okinawa. Sin embargo, podemos empezar de manera individual a hacer la parte financiera. Que depende 100% de nosotros, formando una disciplina y un hábito de ahorro. Para que, en caso de llegar a tener 100 años de edad, la parte financiera no sea una carga para nosotros ni nuestros descendientes.