NEWSLETTER #15En esta edición hablamos de:

La Satisfacción


DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

SATISFACCIÓN, ¿POR QUÉ NO LE GUSTA A MI CEREBRO?

Por Mario Córdova

El fin de semana pasado platicaba con un amigo y me decía que se sentía satisfecho porque su hija se había graduado de la preparatoria, y que para él y su familia era un gran logro; sin embargo, le preocupaba cómo y dónde iba a seguir su carrera: a qué ciudad se iba a ir o en qué universidad podría estudiar; a quién conocería allá y si estaría bien en el futuro. Me llamó mucho la atención este planteamiento que quise investigar y entenderlo un poco mejor.

Primero la satisfacción es una emoción o sentimiento que se produce cuando se cumple un deseo, se resuelve una necesidad; este pensamiento positivo produce tranquilidad, sosiego. Puede darse por factores objetivos, es decir que existen, o subjetivos, lo que significa que nosotros los visualizamos.

Pero una característica que permanece en el tema de satisfacción es que es efímera, temporal, momentánea; nadie siempre está satisfecho. Incluso está demostrado que cuando sentimos satisfacción inmediatamente le decimos a nuestro cerebro que active un mecanismo de defensa y me presente qué riesgos puedo tener relacionados; esta conducta es general para todos.

Entendamos que sentir satisfacción, de cualquier cosa, es una valoración propia, de nuestro razonamiento que comprueba que un hecho real o imaginario se ajusta a nuestros deseos, y favorece mucho a nuestra salud mental; incluso hay autores que lo definen como el camino más importante para sentirnos bien.

Sería muy bueno encontrar satisfacción en cada instante de nuestra cotidianidad; sin embargo, nuestro cerebro no está programado para que nos sintamos satisfechos; desde nuestros antepasados, prefiere que sigamos desarrollando conductas de esfuerzo y mejora, nuestro pensamiento de manera natural presta atención a lo negativo —y no tanto a lo positivo—, esto nos permite anticipar riesgos y amenazas, pero nos produce ansiedad y nos impide sentirnos tranquilos; por ello, el balance que me fortalece emocionalmente tengo que elegirlo y trabajarlo, estar alertas pero al mismo tiempo satisfechos y agradecidos.

El gran autor Daniel Kahneman tiene mucho trabajo en lo que él define de su teoría al decir que nuestro compromiso en la vida no debería estar en ser felices, porque eso tiene muchos componentes de valor del momento; nuestro compromiso real debería ser sentirnos satisfechos con lo que tenemos, y esto es algo que lejos de acercarse al valor, tiene que ver con el bienestar en cualquier etapa de nuestra vida.

En pocas palabras, Mario opina que:

“Sentir satisfacción es una valoración propia, de nuestro razonamiento que comprueba que un hecho se ajusta a nuestros deseos.”



ATISBOS DE CONCIENCIA

SATISFACCIÓN Y NECESIDADES, CLAVES DEL BIENESTAR

Por Norma Campos

Satisfacción y Necesidad van de la mano. La satisfacción, como un estado emocional, surge cuando una necesidad es cubierta. Como seres humanos tenemos necesidades; algunas de ellas son esenciales para la sobrevivencia y de su grado de satisfacción dependerá gran parte de nuestro bienestar personal. Así, a mayor satisfacción de nuestras necesidades esenciales, mayor bienestar en nuestra vida.

Y quiero hablar de lo fundamental que resulta haber tenido satisfechas nuestras necesidades básicas en los primeros tiempos de nuestra vida. Porque en la medida en que fueron satisfechas, en esa misma medida nos convertiremos en adultos sanos. Así como se oye. La raíz de mucho del sufrimiento humano radica en la insatisfacción de sus necesidades básicas. Algunos trastornos del desarrollo emocional, o trastornos mentales, o también algunas enfermedades, pueden tener su origen precisamente en esta experiencia de vida, en la que las necesidades primarias no pudieron cubrirse.

Un adulto sano, de manera natural, es esencialmente una persona cuyo desarrollo da cuenta de cómo sus necesidades esenciales fueron cubiertas en esos períodos sensibles de su vida, que básicamente son la infancia y la adolescencia. Así pues, la satisfacción llega a ser el indicador emocional de necesidades o expectativas cubiertas. Y, a su vez, la satisfacción en sí misma tiene también sus indicadores. Por ejemplo, cuando sentimos molestia, o cuando sentimos miedo, indica que no tenemos alguna necesidad cubierta. Porque el miedo es un indicador de no tener satisfecha la necesidad de seguridad, o el enojo es también un indicador de no estar en armonía.

Una persona enojada, o con miedo o preocupada, triste o avergonzada, refleja su falta de satisfacción en alguna área de su vida. De esta manera, la satisfacción es sinónimo de bienestar. Sabemos que la amargura que en ocasiones podemos sentir, o ver en otros, proviene de sentirnos insatisfechos, con necesidades, ya sea de sobrevivencia básica, como de seguridad, o de relaciones sociales, o de éxito e incluso de trascendencia (véase Pirámide de Maslow).

Visto de esta manera, si en nuestra vida actual sentimos insatisfacción, sepamos que hay una necesidad sin cubrir. Y si tenemos otros indicadores de malestares o conflictos en nuestra vida, consideremos que por ahí, sin que seamos conscientes, hay necesidades no satisfechas que probablemente venimos cargando desde mucho tiempo atrás.

En pocas palabras, Norma opina que:

“Satisfacción y Necesidad van de la mano. A mayor satisfacción de nuestras necesidades esenciales, mayor bienestar en nuestra vida.”



CREER PARA VER

LA SATISFACCIÓN DE HACER EL BIEN

Por Kush Espinoza

Hace algunos años, mientras estaba en una charla con un cliente, me mencionó una frase de Facundo Cabral que se me quedó bien grabada: “Si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos, aunque solo fuera por negocio”. Y mientras pensaba de qué manera abordar el tema de la satisfacción caí en cuenta de lo bien que se siente hacer lo correcto en esta vida, y es así que me llegó la inspiración para hablar un poco más de este tema.

¿Cuántas veces te ha pasado que se te presenta en la vida la oportunidad de “hacer trampa” o algo que no es debido? ¿Y que, ante estas situaciones has decidido hacer lo correcto convirtiéndose esto en un acto que te da fuerza y convicción? En esos momentos, el bien que elegimos hacer no solo beneficia a los demás, sino que también construye nuestra esencia y define quiénes somos realmente en el fondo.

Sentir propósito a través de estas acciones tiene un peso especial. No es el propósito de ser “buenos” para obtener algo a cambio, sino que es la tranquilidad de saber que nuestra vida empata con principios y valores que realmente importan. Allan Luks, en su libro The Healing Power of Doing Good, nos comparte cómo el bienestar no es exclusivo de quienes participan en actividades de voluntariado, o de donaciones a instituciones sin fines de lucro, etc., sino de quienes deciden actuar con bondad e integridad en todas las áreas de su vida. Esto incluye tomar decisiones difíciles siendo honestos, evitando esos atajos que puedan dañar a otros y también reconociendo que el bien que hacemos nos da fuerza, pero sobre todo nos llena de una paz que no tiene precio.

Luks menciona que las personas que viven de acuerdo con valores sólidos y actúan de manera ética tienden a experimentar menos estrés y más satisfacción. Esta satisfacción no es pasajera; es un estado de calma que proviene de saber que estamos viviendo en sintonía con nuestros valores. Además, reducir el estrés no solo impacta en nuestra salud, sino que también nos ayuda a tener una perspectiva más clara y a sentirnos en paz con nuestras decisiones, sabiendo que estamos haciendo lo correcto.

Cuando decidimos hacer el bien, también dejamos huella y nos convertimos en un claro ejemplo para los que nos rodean. Esa satisfacción de saber que nuestras acciones inspiran a los demás es un premio en sí mismo, porque el bien que hacemos tiene sin duda un efecto dominó. Al final, hacer el bien se convierte en una forma de construir una sociedad más fuerte y un entorno donde la ética y el respeto son la norma. Así que si en algún momento dudas de la importancia de tus acciones, recuerda que tu ejemplo siempre va impactar a otros y de pasada te hará sentir una satisfacción genuina que va a trascender cualquier recompensa externa. ¡Gracias por estar aquí! ¡Te abrazo!

En pocas palabras, Kush opina que:

“Hacer el bien significa vivir con propósito e integridad, logrando una satisfacción genuina que impacta tanto a quien lo practica como a quienes lo rodean. Actuar correctamente fortalece nuestra paz interior y contribuye a un entorno basado en el respeto y los valores auténticos.”



ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

LA SATISFACCIÓN ES NUESTRA MAYOR RIQUEZA

Por Andrea Valenzuela

La satisfacción es un sentimiento muy, muy poderoso. De hecho, es tan poderoso que puede ser la clave para vivir la vida que deseas vivir. Para acceder a ella es necesario recordar que como seres humanos poseemos un poder creativo ilimitado, además de un gran poder de imaginación.

Satisfacción es, según el diccionario: “la realización de los propios deseos, expectativas o necesidades, o el placer que de ello se deriva”. El placer que sentimos cuando lo que deseamos se cumple es un sentimiento fuerte y poderoso que, en mi experiencia, trae consigo una sensación de paz interior y con ello te sientes agradecido por lo que estás experimentando. Puedes sentir una sensación de satisfacción hacia cualquier deseo. Puedes sentirte satisfecho con tu carrera. Podrás sentirte satisfecho con tu día. Puedes sentirte satisfecho con tus relaciones. Puedes sentirte satisfecho con el dinero en tu cuenta bancaria. Podrás sentirte satisfecho con tu hogar. Puedes sentirte satisfecho con tu vida.

De acuerdo con Eckhart Tolle, una de las cosas más importantes para recordar es que no debemos aplazar la satisfacción hasta que se cumpla nuestro deseo, sino debemos de sentirla haciendo las actividades o tomando las decisiones necesarias para lograr lo que nos propusimos. Aplazar la satisfacción hasta que conseguimos lo que queremos, se vuelve un mecanismo de vida en el que estamos literalmente viviendo en el futuro y no encontrando sentido al proceso de vivirlo para conseguirlo. Es importante recordar que debemos honrar lo que estamos haciendo en este momento y darle nuestra atención completa para poder sentir claridad y alegría.

La satisfacción es una experiencia personal y subjetiva, pues no se puede medir ni comparar lo que nos da a cada uno de nosotros: total libertad para definir y buscar nuestras propias fuentes de felicidad. La satisfacción es la mayor riqueza porque proporciona alegría y plenitud duraderas, fomenta la resiliencia y la fuerza, y es una experiencia profundamente personal y subjetiva.

En pocas palabras, Andrea opina que:

“La satisfacción es una experiencia personal y subjetiva, pues no se puede medir ni comparar lo que nos da a cada uno de nosotros: total libertad para definir y buscar nuestras propias fuentes de felicidad.”



Juan Méndez
Mario Córdova
Casado, papá de 2 hijos.

Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Juan Méndez
Norma Campos

Casada, 4 hijos, 8 nietos.

Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.

Juan Méndez
Kush Espinoza

Lic. en Diseño Industrial.

Esposo y papá de 2 niñas.

Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.

Juan Méndez
Andrea Valenzuela

Mamá de Andrés.

Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.

25 noviembre, 2024