NEWSLETTER #21En esta edición hablamos de:

Celos


DIFIERO… AL CONOCIMIENTO SE LLEGA MEDIANTE EL CUESTIONAMIENTO

¿CELOS, DESCONFIANZA O MIEDO?

Por Mario Córdova

En una plática de amigos, uno de ellos me decía que en su relación sentimental reciente no estaba tan cómodo, porque su pareja cada vez que salían a algún lugar él se sentía inseguro de que ella platicara con otros hombres, que sabía que no estaba haciendo nada malo pero que no podía controlarlo, y que a veces discutían porque él era algo controlador, y que en general le estaba causando problemas este sentimiento, me llamó la atención y quise investigar más sobre esto.

Los celos aluden a lo que siente un individuo cuando considera que puede perder a alguien que toma como propio. Por lo general, los celos aparecen al sentir que un ser querido está prestando demasiada atención a otra persona, disminuyendo en contrapartida el interés que demuestra por uno, desde el punto de vista psicológico los celos constituyen una respuesta emocional ante la percepción de una amenaza.

Es una emoción que ocurre como todas las demás: de pronto; es algo que no decidimos sentir, solamente nos sucede, y la reacción que tengamos a esta conversación tiene que ver con nuestras habilidades y conocimientos, los celos son irracionales y no tienen que ver con el amor, sino con tres conceptos que son la ira, la tristeza y el miedo, por ello se considera una emoción compuesta.

Para algunas personas tener algo de celos por tu pareja es un toque romántico, incluso se puede entender como una referencia al gran afecto que sientes por la otra persona, está demostrado que en todas las parejas existen celos, pero se convierte en problema cuando son intensos y persistentes, cuando no se puede poner un límite, te desequilibra y genera un profundo malestar.

La manera de enfrentar este sentimiento, que no necesariamente es solo por la pareja, ya que existen celos de muchos tipos, de amistad, de trabajo, de familia, lo primero es encontrar las causas iniciales que desencadenan esta situación, analizar las ideas y conversaciones que tengo en mi interior para que me lleven a pensamientos negativos, una vez que encontremos dónde se genera, trabajemos en sustituir estos pensamientos por algo positivo que tenga que ver una acción en concreto a realizar, por ejemplo, si pienso "Tal vez tiene a otro", no me sirve de nada, lo tendría que cambiar por "Siento que estamos alejados" e inmediatamente proponer una acción, voy a invitarla a salir para platicar, de esta manera buscamos una postura activa respecto de lo que sentimos, y no solo nos quedamos en el malestar sin hacer nada.

Somos lo que nos decimos, intentemos trabajar en buenos conceptos para mejorar nuestra autoestima y reconocer y atender de una mejor manera nuestra personalidad.

En pocas palabras, Mario opina que: 

“Tener algo de celos se puede entender como una referencia al gran afecto que sientes por la otra persona, pero se convierte en un problema cuando son intensos y persistentes, cuando no se puede poner un límite, entonces te desequilibra y genera un profundo malestar.”



ATISBOS DE CONCIENCIA

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LOS CELOS?

Por Norma Campos

Las emociones son respuestas humanas normales y de duración corta. Pero también, las emociones pueden convertirse en sentimientos prolongados que obstaculizan el bienestar personal y pueden generar conflictos en la vida de quien los siente. Los celos no son una emoción simple, porque involucran ansiedad, inseguridad y miedo. Y como los celos se dan en el contexto de las relaciones, ya sea familiares, románticas o sociales, cuando se prolongan y se sostienen, pueden llegar a ser un atentado a la relación y afectar de manera permanente y negativa una relación.

Los primeros celos que aparecen en el ser humano ocurren cuando un niño tiene un hermano. Son una emoción natural, normal. La llegada de ese hermano, desde la perspectiva infantil, pone en riesgo la relación con su madre, lo ve como una amenaza a lo que le representa su seguridad. El problema de los celos entre hermanos puede exacerbarse cuando sus cuidadores no hacen un buen manejo de la situación, brindando seguridad y confianza a cada uno. Porque la forma como se resuelven los celos involucra fortalecer la confianza, y esto para un niño solo es posible cuando lo recibe de otros, en especial de sus padres.

Hablando de los celos en los adultos hay que decir que surgen por las mismas razones que aparecen en los niños: por inseguridad, por miedo. Surgen los celos al percibir una amenaza a perder a una persona importante de una relación, o bien, a una posición social o puesto que brinda seguridad.

Los celos de los niños surgen de manera natural, de alguna manera podemos decir que se justifican. Cuando son bien manejados y el niño puede ganar confianza y seguridad para menguar la percepción de amenaza, entonces el sentimiento de celos se puede resolver. Esto me lleva a presentar esta tesis en relación con los celos adultos. Dado que en el trasfondo de los celos hay inseguridad, miedo y desconfianza, es importante saber que estos sentimientos se arraigan en los primeros tiempos de la vida. Una vinculación satisfactoria con la madre ocasiona que el niño gane confianza y seguridad. De tal manera que los celos exacerbados en las relaciones adultas pueden tener su explicación en una necesidad infantil que no pudo ser cubierta: la de sentir segura la primera relación de su vida, la relación con su madre. En el ambiente terapéutico, la resolución de los celos enfermizos se logra cuando se explora en esa primera relación y se sanan los conflictos primarios, con la madre, comprendiendo que sus inseguridades ante la otra persona de la relación del presente son una respuesta desplazada en tiempo y en la persona equivocada.

En pocas palabras, Norma opina que:

“En el trasfondo de los celos hay miedo e inseguridad, dos emociones que se generan en los primeros tiempos de la vida.”




CREER PARA VER

CARTA A MIS FUTUROS YERNOS

Por Kush Espinoza

Se llegó el día de hablar de esta emoción tan fuerte. Los celos. Desde que me pasaron la lista de emociones que iríamos tocando mes a mes, cuando leí los celos, me revolvió el estómago.

No sabía cómo abordar el tema, porque, siendo honesto, sí soy una persona celosa. Con el paso de los años, he aprendido a gestionar mejor esta emoción, a no dejar que me controle, pero sigue siendo una emoción con la que de vez en cuando me toca lidiar. Siempre es importante observar y darte cuenta de qué es lo que hay detrás como lo hemos platicado en otros artículos; los celos traen consigo inseguridad, miedo a perder lo que amas, una sensación de proteger lo que consideras valioso.

Y bueno, siempre he creído que Dios te pone las pruebas en tus narices para que resuelvas tus temas. ¿Cómo te explico que, para esto, me mandó dos niñas preciosas como mis hijas, pues?, ¡jajaja! Una más de las cosas que había que trabajar en mi vida es precisamente esta emoción, y creo que no hay mejor escuela para ello que ser papá de estas dos pringas increíbles.

Así que este ejercicio que decidí escribir lo tomo hoy como un ejercicio hasta terapéutico. Me gustó esta idea de sentarme a escribirle unas breves palabras a esas personas que, quizá, algún día compartirán la vida con mis hijas y digo “quizá” porque ellas serán libres de elegir su propio camino: pueden casarse, pueden no hacerlo, y la decisión que tomen será válida. Pero si ese momento llega, si en algún punto de sus vidas encuentran a alguien con quien quieran compartir su vida, mi ejercicio aquí está hecho, ya me puse la soga al cuello y van a poder venir a decirme “Oye, aquí dijiste que…”, ¡jajaja!

Y bueno, aquí vamos…

A ver, cabroncito… no, no, no, qué pasó, perdónenme, no era por ahí, ¡jajaja! Ya, seriedad.

Querido yerno:

Hoy, mientras te escribo estas palabras, mi hija sigue siendo una niña. La veo correr junto con su hermana, reír, jugar y disfrutar la vida que su mamá y yo les hemos podido dar. Las tres llenan mi vida de una luz que jamás me imaginé que podría existir. Son el regalo más grande que la vida me dio y aprendo de ellas todos los días.

Desde el día en que nació Andrea y después Lucía, supe que llegaría el momento en que encontrarían a alguien con quien compartir su vida; me acuerdo, inclusive, de que una vez, con un toque bohemio y de nostalgia, puse la canción de José Luis Perales ¿Y cómo es él? y eso que apenas tienen unos años de vida. Esta canción tiene un gran significado en el tema de los celos, y expresa la idea de un padre despidiendo a su hija que se va con un nuevo amor, porque no te voy a mentir que esta idea de mi hija partiendo, me cuesta mucho trabajo asimilarla.

A partir de esas reflexiones, aprendí que el amor no es posesión, que no se trata de retener sino de acompañar. Mi papel como papá no es cerrar puertas, sino asegurarme de que sepan lo que merecen, que aprendan precisamente a elegir desde el amor, la libertad y la seguridad de lo valiosas que son.

Si en el momento en que esté contigo, veo sus ojos llenos de esa felicidad igual que cuando era una niña, confío en que habrás sabido valorar el gran regalo que la vida te ha puesto enfrente. No lo des por sentado, hijo, cuídala, respétala y hazla sentir amada todos los días. No somos perfectos, tendrás momentos de duda, si algún día no sabes qué hacer, marca estas palabras en tu corazón: ámala como si fueras yo, tenle paciencia, entrégate y nunca, pero nunca, dudes del regalo que has recibido.

No tengo duda de que, si haces eso, entonces este suegro que hoy escribe con el corazón en la mano, sabrá que su hija está donde debe estar.

¿Cómo ves? ¿Nos echamos un trago escuchando esa rolita de José Luis Perales pa´ llorar juntos?, ¡jajaja!

Bienvenido a la familia. ¡Gracias por estar aquí! ¡Te abrazo!

En pocas palabras, Kush opina que:

“Los celos traen consigo inseguridad, miedo a perder lo que amas, una sensación de proteger lo que consideras valioso. A partir de esas reflexiones, aprendí que el amor no es posesión, y que no se trata de retener, sino de acompañar.”




ATREVERSE A IMAGINAR Y APRENDER

LOS CELOS COMO NUESTRO MAESTRO

Por Andrea Valenzuela

Seguramente a ninguno de nosotros nos gusta reconocer que sentimos celos pues es una emoción que conlleva una connotación negativa. Mi invitación hoy es que podamos utilizar a los celos como un gran maestro pues nos enseña lo que nos importa, a quiénes queremos y, lo más importante, nos enseña lo que hay dentro de cada uno de nosotros. Es normal confundir a los celos con la envidia, sin embargo, la envidia es hacia alguien que tiene algo que quisiéramos mientras que en los celos tenemos miedo de perder una relación que ya tenemos y en ellos siempre existe un tercero involucrado.

Los celos son una emoción compleja que se compone de otras emociones como el miedo, la tristeza y el dolor; lo importante es reconocer el sentimiento para entender cómo reaccionamos cuando lo sentimos, pues en algunos casos las reacciones pueden ser agresivas e incluso violentas. Cuando entendemos nuestras reacciones o actitudes podemos tener claridad de cuáles son nuestros límites o los comportamientos de las demás personas que podemos o no tolerar. Para mí, lo único que está en nuestro control es la relación y conocimiento que tenemos de nosotros mismos, en ningún caso creo válido querer controlar (pues además es una falacia) cómo se comportan los demás. Me refiero a límites que creemos poner a nuestra pareja; por ejemplo, para no sentir celos es necesario tener acceso siempre a sus conversaciones de celular. La reacción a mi falta de confianza en la otra persona es lo único que en verdad depende solo de mí, yo puedo elegir no seguir en esa relación o puedo elegir continuarla, pero sin poner ninguna condición.

La doctora Joli Hamilton ha estudiado los celos desde el área de la psicología, su investigación sobre esta emoción cubre diferentes ángulos y uno de ellos cubre la emoción contraria a los celos a la cual define como la compersión: un estado de empatía y felicidad que se experimenta cuando otra persona siente felicidad y deleite. Para mí, llegar de los celos a la compersión es un salto cuántico; lo que considero alcanzable es entender qué reacción tengo al sentir celos y, desde ahí, poder tener un kit básico para procesar la emoción de la forma en la que para mí funciona. El problema es que al ser una emoción que no aprendemos a manifestar ni reconocer, no tenemos las herramientas para reaccionar como lo hacemos para otras emociones. Mi invitación de nuevo es utilizar los celos como maestro para que nos enseñe qué necesitamos, procesarlos y no esperar cambios en nadie más, salvo en el único posible: ¡Cada uno de nosotros!

En pocas palabras, Andrea opina que: 

“Los celos son una emoción compleja que se compone de otras emociones como el miedo, la tristeza y el dolor; lo importante es reconocer el sentimiento para entender cómo reaccionamos cuando lo sentimos, pues en algunos casos las reacciones pueden ser agresivas e incluso violentas. Cuando entendemos nuestras reacciones o actitudes podemos tener claridad de cuáles son nuestros límites o los comportamientos de las demás personas que podemos o no tolerar.”



Juan Méndez
Mario Córdova
Casado, papá de 2 hijos.

Empresario, abogado y filántropo; escritor y conferencista acerca de temas de liderazgo y actitud positiva.
Juan Méndez
Norma Campos

Casada, 4 hijos, 8 nietos.

Terapeuta, diseñadora e instructora de cursos. Conferencista y asesora personal en temas de vida.

Juan Méndez
Kush Espinoza

Lic. en Diseño Industrial.

Esposo y papá de 2 niñas.

Creativo y empresario con más de 20 años de experiencia creando marcas.

Juan Méndez
Andrea Valenzuela

Mamá de Andrés.

Apasionada por la Educación para transformar personas y propulsora de la equidad de género.

17 febrero, 2025