Tiene 25 años vendiendo en los pasillos del tianguis, tamales oaxaqueños, pozole y menudo.
Por: Juan Francisco Sotomayor
Con sus ricos platillos mexicanos y el sabor del sur, Doña Tiana le pone sabor al tianguis de Villa Juárez atendiendo a cientos de comensales. Su puesto improvisado en una carpa es un referente como patrimonio gastronómico en medio del fervor de visitantes.
Donde está el problema debe estar la solución, eso lo aprendió Sebastiana Fidencio Mendoza hace 25 años al ver que en el tianguis no vendían comida al gusto de miles de migrantes de los estados del centro y sur de México que cada año se concentran en la Sindicatura de Villa Juárez.
Doña Tiana, como hoy la conocen, llegó a lo que hoy es Villa Juárez, cuando apenas tenía 8 años y ahora ya es abuela (ya cobra su pensión del Bienestar).
Su familia originaria de Santa María Asunción Juxtlahuaca, Oaxaca viajó al valle de Culiacán y Navolato, como lo hacen miles de jornaleros agrícolas. Fueron y volvieron por algunos años, pero Tiana decidió quedarse por siempre en el solar sinaloense siendo jovencita.
Cansada de ser jornalera agrícola en los cultivos de hortalizas, un día inició su vida de emprendedora haciendo las comidas que preparaban en su tierra. “Pues voy a voy a empezar a ver si funciona. Y gracias a Dios funcionó”
Los platillos mexicanos y el sabor que le distingue
Inició vendiendo tamales oaxaqueños envueltos en hojas de plátano con masa de maíz y relleno de mole, de pollo y de puerco. Con eso se fue ganando el gusto de los migrantes.
Le agregó a su menú pozole de puerco, pozole de pollo y menudo, con la influencia norteña. “Eso es lo que más le gusta a la gente. Lo que más se vende son los tamales de hoja de plátano”, comenta con entusiasmo para Tus Buenas Noticias.
Revela que, en los días de tianguis, durante la temporada hortícola vende hasta mil tamales por día. Y hasta 8 grandes ollas de pozole y menudo. Su puesto de venta se convierte en una romería donde los consumidores del tianguis hacen su consumo dándose el “gustito” de la semana.
“Ahorita que la zafra apenas va a empezar, por decir así, me instalo el puro domingo en el tianguis grande. Pero ya cuánto está la zafra buena (a partir del 01 de setiembre) todos los días nos ponemos nosotros, pero allá en el otro tianguis de entresemana”.
Su puesto de venta no tiene ningún letrero que la identifique, sólo la conocen como el puesto de Doña Tiana. Es que Sebastiana Fidencio Mendoza tiene clientes de 25 años. Le encanta saludar a su clientela de cada temporada hortícola.
“Me gusta que vengan de tantos lugares, pues me da gusto, porque pues por decir así llegaron unos este año, el otro año los que venían ya no vinieron, y vuelven a venir. Y me dicen: ¿Doña Tiana todavía sigue vendiendo? Sí les digo pues todavía. Y así pasan 5 años que no vienen, dejan de venir, pero vienen otros, y vienen a comer”.
Son personas que se identifican con los platillos de su tierra, en Villa Juárez Navolato, es su nueva casa. “Otros vienen en otro tiempo a comer tamales, y me dicen. “Yo pensé que ya no estaba. No, les digo, si estoy todavía”.
La familia se une haciendo empresa
Con esa alegría y esa fidelidad de clientes pudo criar a sus 4 hijos que ahora ya de adultos le ayudan a preparar la comida. También trabajan con ella dos nueras. Ya es una empresa familiar.
Cuenta Doña Tiana que su actividad empieza a la una de la mañana poniendo a hervir el pozole y el menudo. Para cocer el grano utiliza una hornilla de leña y para cocer la carne utiliza una estufa. Sus hijos y nueras le ayudan a armar los tamales. A la hora del tianguis están calientitos.
Doña Tiana es muy modesta, no presume de ser buena cocinera, pero sus clientes se lo confirman. Agradece a los villajuarences su preferencia. Le acompaña la sazón de su tierra “pues dicen que a la gente del sur sabe hacer muy buena comida, quién sabe a lo mejor sí”, firma contenta al final de la venta.
Para atender a sus clientes tiene mesas, sillas y bancas acomodadas en la calle bajo una carpa. Ahí se cruza el aroma y el sabor de los platillos mexicanos. Es día de compras, es día de comer sabroso.
Doña Tiana dejó su tierra para quedarse a vivir en Villa Juárez, donde es feliz atendiendo a su gente, es amiga de todos los migrantes y todos quieren comer de su mano.
Es un orgullo de resiliencia y emprendimiento dando gusto a los más necesitados. En la escuela de la vida, la preparación de comida autóctona fue su camino a la felicidad.