Conoce el legado de un hombre dedicado a la agricultura y el crecimiento económico de Sinaloa
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
José Enrique Rodarte Salazar, un nombre que resuena con fuerza en los campos y comunidades de Sinaloa, deja una huella imborrable en la agricultura y en el desarrollo económico del estado.
Desde temprana edad, el campo lo llamó, y a los 7 años ya acompañaba a su padre a los cultivos, donde comenzó a conocer y a amar la tierra que más tarde se convertiría en su vida.
En los años 50, mientras otros niños jugaban, Enrique ya se empapaba de la esencia de la agricultura, y con el paso de los años, esa pasión solo creció.
Su dedicación al estudio le valió ser ampliamente reconocido
El Tecnológico de Monterrey fue la casa de estudios donde Enrique se formó como Ingeniero Agrónomo, consolidando los conocimientos que aplicaría en su vida profesional.
Sin embargo, la repentina pérdida de su padre lo empujó a tomar las riendas del negocio familiar a una edad temprana, demostrando desde el principio su capacidad de liderazgo y compromiso con el legado familiar.
Bajo su dirección, la empresa Promotora Agroindustrial y Comercial del Tamazula, no solo mantuvo su rumbo, sino que se expandió en volumen, calidad y en la variedad de productos que ofrecía.
Logró el éxito internacional con su empresa
Enrique, junto a su hijo José Enrique, llevaron la compañía a ser representante en México de la prestigiosa firma holandesa Rijk Zwaan, consolidándose como líderes en el sector agrícola.
El impacto de José Enrique Rodarte Salazar trascendió el ámbito empresarial.
Su sentido humanitario lo llevó a ser parte crucial en el lanzamiento de Tus Buenas Noticias en Villa Juárez, un medio comprometido con la pacificación y mejora de las comunidades, demostrando que su visión no se limitaba a la agricultura, sino que abarcaba un bienestar integral para su gente.
En 2020, se convirtió en socio fundador de la iniciativa económica A Navolato Voy, un proyecto que busca impulsar el desarrollo económico de la región, y que desde su creación ha sido un ejemplo de cómo el esfuerzo colectivo puede transformar comunidades.
Su participación en los Consejos Consultivos fue clave para guiar este proyecto hacia el éxito.
Exitoso en el ámbito agricola
Su trayectoria en los organismos agrícolas de Sinaloa es vasta.En 1983, inició su presidencia en la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), y desde ahí impulsó proyectos innovadores, como su colaboración con la Universidad de Indiana, introduciendo nuevas variedades de tomates de larga vida, una innovación que benefició a cientos de productores.
Bajo su administración, se expandieron los servicios de la AARC para los agricultores, con la construcción de nuevas bodegas y la compra de terrenos en Navolato, donde se ejecutó el Programa Campo Limpio, una iniciativa pionera para el reciclaje de envases agrícolas.
José Enrique también fue presidente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES) entre 1986 y 1989, destacándose por su lema "Creciendo al servir", un principio que guio su gestión y que reflejaba su filosofía de acercar más y mejores servicios a los productores.
Su vida familiar y profesional son un ejemplo
Su compromiso con la comunidad y su amor por la tierra también se extendieron a su vida familiar.
Junto a su esposa, Arcelia Espinosa de los Monteros Torrero, construyó una familia unida, con tres hijos: José Enrique, Miguel Antonio y Arcelia, quienes siguen su legado con el mismo respeto y admiración por el trabajo de su padre.
El reconocimiento a su labor llegó en 2014, cuando fue galardonado con el Premio al Mérito ExaTec por sus más de 25 años de contribución a la sociedad.
Su dedicación no solo fue hacia la producción agrícola, sino también hacia el bienestar de su comunidad, demostrando una vez más su convicción de que el progreso no es solo personal, sino colectivo.
Una huella en la vida del campo sinaloense
Enrique Rodarte no solo fue un agricultor ejemplar, sino un hombre que supo dejar una marca indeleble en la vida de Sinaloa, y sus enseñanzas perdurarán en las generaciones que seguirán trabajando la tierra que tanto amaba.
Como decía durante su presidencia en la AARC: "Creciendo al servir", una frase que sintetiza una vida dedicada al crecimiento y desarrollo de los suyos, siempre con la vista puesta en un futuro mejor.
Y como bien enseña el refrán: "Quien siembra con amor, cosecha abundancia", una lección que Enrique Rodarte Salazar aplicó en cada aspecto de su vida.