A pesar de su discapacidad auditiva trabaja con fervor en su famosa Pizzería Barrancos
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Omar Barraza Quiñonez, de 39 años, es un hombre que ha enfrentado la vida con una fuerza admirable. A los seis años, una encefalitis viral le robó la audición, dejándolo en un mundo de silencio.
"Casi me muero, pero Dios quiso que viviera", recuerda Omar, con una sonrisa que refleja gratitud y resiliencia.
Un negocio establecido con mucho esfuerzo
Hoy, es dueño de "Barrancos Pizzas", un negocio que ha levantado con sus propias manos, demostrando que la discapacidad no es un impedimento para salir adelante.
Omar nació escuchando, pero su vida cambió drásticamente cuando, de niño, una fiebre alta y dolor de cabeza lo llevaron al borde de la muerte.
La enfermedad lo dejó sin poder escuchar, caminar, e incluso con problemas para comunicarse. A como aprendió de sus padres, se daba a entender con sus señas.
"Mi mamá cuenta que me frustraba mucho, que lloraba porque no me entendían", relata con manos y expresiones faciales.
Fueron muchos años de desafíos familiares
Fueron años difíciles, marcados por terapias y esfuerzos constantes para aprender a hablar y a adaptarse a su nueva realidad.
"Fui a terapia de lenguaje muchos años. No hablaba nada", recuerda. Hoy, aunque no escucha, emite sonidos y se da a entender con gestos y expresiones que ha perfeccionado con el tiempo.
A pesar de estos desafíos, Omar nunca se dejó vencer. "No me acuerdo de ningún sonido, pero soy feliz", asegura con convicción.
La vida lo ha llevado por un camino de lucha, pero también de logros. En su trayecto, ha contado con el apoyo incondicional de su familia, especialmente de su esposa, Cinthya Nevarez.
"Ella me ayuda en todo", dice Omar, destacando el papel fundamental que Cinthya juega en su vida y en su negocio.
El apoyo inconcidional de su familia lo ha sacado adelante
Se conocieron de niños en Barrancos, donde ambos crecieron, y aunque sus caminos se separaron por un tiempo, el destino los unió nuevamente.
"Somos un equipo", comenta Cinthya, quien ha estado a su lado en cada paso del camino.
La familia que han formado juntos es su mayor orgullo. "Soy feliz porque tengo a mis hijos", dice Omar. Los dos más pequeños, fruto de su matrimonio con Cinthya, ya muestran interés en el negocio familiar, ayudando en la pizzería y aprendiendo de su padre.
El hijo mayor estudia Gastronomía, siguiendo los pasos de Omar, y su hija está en la preparatoria.
"Nos entendemos perfectamente", afirma Omar, resaltando que, aunque no puede escuchar a sus hijos, han desarrollado una forma de comunicación única que fortalece su vínculo familiar.
Un hombre emprendedor
El espíritu emprendedor de Omar se manifestó desde joven. A los 19 años, comenzó a trabajar en "Mapipa", un negocio familiar donde se encarga de cargar y descargar insumos para pizzerías y pastelerías.
Allí, aprendió todo lo necesario para manejar un negocio y decidió abrir su propia taquería, y luego, una pizzería.
"Yo hago pizzas, aprendí viendo y trabajando", comenta. No se conforma con seguir recetas; Omar experimenta, crea y le da su toque personal a cada pizza.
"Barrancos Pizzas", es el fruto de su esfuerzo. Con un año y nueve meses de existencia, el negocio ha crecido gracias a la calidad y frescura de sus productos.
"Nos distingue que al otro día la pizza sigue buena, blandita y muy rica", dice Omar con orgullo.
El éxito de "Barrancos Pizzas" se basa en el trabajo en equipo.
"Mi esposa arma y yo llego a hacer las cosas", explica. Juntos, han logrado crear un negocio que no solo ofrece deliciosas pizzas, sino que también es un reflejo de su dedicación y amor por lo que hacen.
Omar ha enfrentado muchos desafíos a lo largo de su vida. Ha rechazado la posibilidad de someterse a una cirugía que podría devolverle la audición, no por miedo al procedimiento, sino porque ha aprendido a vivir en su mundo de silencio.
"Me da miedo operarme, y además, no escuchar los reclamos de mi esposa tiene sus ventajas", dice, riendo con un humor que solo alguien con su experiencia podría tener.
La vida no ha sido fácil, pero Omar se niega a ser definido por su discapacidad. "No es fácil, pero tampoco me limito solo por ser sordo", confiesa para Tus Buenas Noticias.
Con su moto, a pesar de haber tenido un accidente en el pasado, sigue adelante, sin permitir que el miedo o los obstáculos lo detengan.
Un ejemplo de autosuficiencia
"Soy un hombre autosuficiente", dice con orgullo, resaltando que, aunque la vida le ha puesto pruebas difíciles, ha sabido superarlas todas.
Su historia no es solo la de un hombre sordo que hace pizzas; es la de un luchador que, con esfuerzo y determinación, ha construido una vida plena y feliz.
Omar y Cinthya tienen grandes planes para el futuro. "Nosotros tenemos la idea de expandirnos", dice Omar, confiado en que su negocio seguirá creciendo.
"Barrancos Pizzas" no solo es conocida por la calidad de sus pizzas, sino también por el servicio amable y familiar que ofrecen.
"Nuestras pizzas son hechas al momento, sin conservadores y con ingredientes frescos", detalla Cinthya, invitando a todos a probar las deliciosas pizzas que preparan con tanto cariño.
Para quienes quieran apoyar a un negocio local y disfrutar de una pizza que realmente hace la diferencia, "Barrancos Pizzas" está ubicado en Avenida Patria, frente al campo Monarca, con servicio a domicilio gratuito al teléfono 667-244-2889.
Aquí, cada pizza que sale del horno cuenta una historia, habla de Omar Barraza Quiñonez, un hombre que tiene un mundo de silencio, pero el ruido de su entereza, habilidades y la sazón se escuchan por todo Culiacán.
Las manos en la masa y las pizzas en la mesa son su nuevo despertar. Le falta el sonido, pero le sobra gallardía.