¡Admirable! Rogelio Ortiz García, recorre con optimismo las calles de colonias del sur de Culiacán en búsqueda del sustento diario
Por: Juan Madrigal
Culiacán, Sinaloa.- A sus 80 años, Rogelio Ortiz García, recorre con determinación algunas de las calles del sur de Culiacán, empujando su triciclo en búsqueda del sustento diario. Este adulto mayor ha dedicado sus últimos años de vida a la compra y venta de botes de aluminio y fierro viejo, un oficio que realiza con orgullo y una inquebrantable sonrisa.
Desde hace varios años, Rogelio se enfrenta a la realidad de no contar con una pensión, lo que lo ha llevado a depender de su trabajo para comer.
“Antes me iba bien, encontraba botes de aluminio y “fierro viejo”, pero ahora es difícil porque muchas personas se dedican a lo mismo. Gracias a Dios, me va bien porque hay quienes me conocen y me apoyan”, expresó con gratitud.
Trabajo y gratitud en cada paso
Desde niño, se dedicó a las labores del campo en Costa Rica, Sinaloa. Recuerda con nostalgia cómo antes eran los sinaloenses quienes trabajaban en el campo bajo el sol inclemente.
“Ahora, muchos no quieren sufrir por el calor, y son personas de los estados del sur de México, quienes hacen ese trabajo. Son muy chambeadores”, dice con respeto y admiración.
Además de su labor como recolector, Rogelio también realiza trabajos de limpieza de terrenos y patios. “Uno le busca para sacar para la papa, pero ahora me cuido más para evitar un golpe de calor”, menciona, consciente de las exigencias que su edad impone.
Aunque la vida le ha presentado desafíos, Rogelio encuentra alivio en el apoyo que recibe del gobierno federal, lo que le permite cubrir los servicios básicos de agua y luz sin preocupaciones. Sin embargo, su verdadera fuente de fortaleza proviene de su actitud positiva.
“Mientras Dios me dé salud, seguiré trabajando. Me gusta andar alegre y no hacer corajes. Dejo que el mundo ruede”, reflexionó el vecino de la colonia, Renato Vega Amador.
Rogelio Ortiz García es un testimonio viviente de que la edad no es un impedimento para seguir adelante con optimismo. Su buen estado de salud, asegura, se debe a su filosofía de vida: “El coraje solo se necesita para crecer y convertirse en lo que realmente deseamos”.
En un mundo donde la resiliencia es cada vez más necesaria, Rogelio nos enseña que la alegría y la perseverancia son claves para enfrentar la vida, sin importar la edad o las circunstancias.
Rogelio, el hombre del triciclo
Su mejor aliado es el triciclo, símbolo de su fuerza interior y testigo de un espíritu que se niega a rendirse. Mientras avanza por las calles, Rogelio nos recuerda que con determinación y una sonrisa, no hay obstáculo que no se pueda superar.
Aunque las latas de aluminio son la pieza metálica que más le deja utilidad, de “fierro viejo” es su temple y corazón.