La perdida de sus seres más queridos la orilló a buscar un oficio que le permitiera vivir trabajando desde casa. Su trabajo es felicidad en las fiestas.
Por: Juan Francisco Sotomayor
En la sindicatura de Villa Juárez, una comunidad de Sinaloa marcada por historias de migración y esfuerzo, Selene Guadalupe Cruz Herrera ha demostrado que las dificultades pueden transformarse en fuerza creadora. Es la mujer de las piñatas que transformó la adversidad en oportunidades.
Selene es hija de migrantes, su madre originaria de Zacatecas y su padre de Oaxaca, llegaron por trabajo a Villa Juárez y ahí se quedaron.
En marzo de 2019, su vida dio un giro inesperado cuando el cáncer de su esposo la obligó a buscar una manera de sostener a su familia. Con tres hijos —una en primaria, otra en prescolar y un bebé recién nacido—, Selene enfrentó no solo la enfermedad de su pareja, sino también la pérdida de su madre un año después.
Encarando la incertidumbre y con pocas opciones, decidió buscar inspiración en lo que tenía a su alcance: una imagen de una piñata.
“Cuando mi mamá todavía estaba enferma le propuse un reto: 'Si esta piñata me sale bien, de aquí en adelante voy a hacer lo que yo quiera'. Sin saber dibujar ni tener cursos, solo tenía la intención. Mi mamá nomás se rio, pero yo seguí adelante”, relata Selene con una sonrisa al recordar.
Meses después, en septiembre de 2019, su esposo falleció, dejándola sola con sus tres pequeños. Sin embargo, las piñatas que comenzaron a fabricar en su casa se convirtieron en mucho más que una fuente de ingresos; fueron sus salvavidas.
"A base de las piñatas salí adelante gracias a Dios", asegura.
Un oficio que se convirtió en legado familiar
Con el paso de los años, Selene no solo perfeccionó su técnica, sino que también involucró a sus hijos en la actividad. Su hija mayor, quien está en secundaria, ahora sabe elaborar piñatas de principio a fin.
Incluso su hijo más pequeño, que apenas está en preescolar, dejó sorprendida a su maestra cuando le explicó detalladamente el proceso para hacer una piñata.
“Les estoy inculcando la responsabilidad a mis hijos y que sepan un oficio para trabajar por su cuenta”, comenta Selene con orgullo.
Además de piñatas, durante el año Selene elabora productos como cajas de regalo, flores, coronas para el Día de Muertos y paletas de chocolate decoradas para el día del amor, dependiendo de la temporada.
A pesar de la carga de trabajo, Selene valora profundamente la flexibilidad que este oficio le brinda, permitiéndole estar al pendiente de sus hijos.
“Me da satisfacción no tener que salir a trabajar fuera, estoy todo el año con ellos, y de aquí puedo sacarlos
Una fuente de empleo para el resto de su vida
La dedicación y el esmero de Selene se reflejan en la calidad de su trabajo. “A la gente le gustan mucho mis piñatas porque les pongo mucho color y detalle. Me da gusto cuando me dicen que quedaron encantados con mis piñatas.
Hoy, a cinco años de haber iniciado este camino, Selene se siente satisfecha con lo que ha logrado, pero no pierde de vista sus sueños: seguir ampliando su negocio y compartir el resultado del oficio que cambió su vida.
“A pesar de todo lo que viví —la muerte de mi esposo, de mi mamá y luego la pandemia—, me siento feliz y estable. Este oficio me dio la oportunidad de estar con mis hijos, enseñarles algo valioso y salir adelante. Todo lo dibujo a mano, y aunque solo terminé la preparatoria, estoy segura de que puedo lograr más”, concluye.
Selene nunca imaginó que el oficio de hacer piñatas sería la clave para superar la adversidad. Para pedidos contáctala al 667 130 1972
En Villa Juárez, entre colores vibrantes y papeles brillantes, Selene ha encontrado no solo una forma de vivir, sino un propósito: convertir las adversidades en una obra de arte. Es un ejemplo de fortaleza, resiliencia y amor a su familia. Su trabajo es alegría en las fiestas familiares.