La dedicación al mantenimiento del espacio y su espíritu de servicio, han convertido a Pedro Carvajal Orihuela en un pilar fundamental para la comunidad en Culiacán
Por: Juan Madrigal
Culiacán, Sinaloa.- En la colonia Antonio Toledo Corro, un hombre con alma trabajadora y una sonrisa contagiosa ha convertido un campo deportivo en su segunda casa y su misión de vida. Se trata de Pedro Carvajal Orihuela, originario del estado de Morelos, quien desde hace más de nueve años se dedica al mantenimiento del espacio deportivo que reúne a familias, amigos y deportistas locales.
Don Pedro inspira con gratitud
La historia de Don Pedro es un reflejo de resiliencia y gratitud. Hace más de 20 años, emigró a Estados Unidos en busca del sueño americano. Fue allí donde conoció a su esposa, una culiacanense que lo convenció de regresar a Sinaloa hace 13 años para iniciar una nueva etapa en su vida.
Sin empleo estable tras el cierre de una empresa de venta de hielo donde trabajaba, Don Pedro buscó alternativas para sostener a su familia. Primero intentó vender tomates, pero ante las pérdidas, decidió emprender con una carreta de raspados que ahora es su sello distintivo.
El vecino de la colonia Lázaro Cárdenas ha sabido combinar su oficio con su pasión por el deporte. No solo mantiene en óptimas condiciones las áreas de fútbol y softbol del campo deportivo, sino que también forma parte del equipo de veteranos “Raspados Don Pedro” en la categoría 38 y más.
Gracias a su carisma, Don Pedro se ha ganado el cariño y la confianza de quienes frecuentan el área deportiva. “Cuando no estoy en la carreta, existe la confianza de auto atenderse; luego me pagan o me dejan el dinero del consumo”, comentó entre risas Pedro.
Su camino hacia el éxito como vendedor de raspados y frituras no habría sido posible sin el apoyo de la comunidad, en especial de Jesús Lizárraga García, conocido como “Chuy Gasolinas”, quien lo apoyó para ofrecer sus productos en el espacio recreativo ubicado al sur de la capital sinaloense.
“Valoro mucho el apoyo de Chuy, y de todas las personas que compran mis productos. Mi trabajo me ha permitido conocer gente de buen corazón aquí en Culiacán, y gracias a ello he podido salir adelante con mi familia”, expresó con gratitud Pedro.
A sus 57 años, su presencia en el campo deportivo es infaltable, especialmente los fines de semana, cuando los juegos atraen a más visitantes y las ventas se multiplican. Con el calor característico de la región, los raspados, frituras y aguas se convierten en el alivio perfecto y en el puente para unir a la comunidad.
Pedro Carvajal no solo es el encargado de las luces y el césped del campo; también es el guardián de un espacio que inspira convivencia, deporte y alegría.
Un hombre que, con esfuerzo y dedicación, ha demostrado que el trabajo honesto y el buen humor pueden transformar vidas y dejar una huella imborrable en el corazón de una comunidad.