Desde hace más de 30 años, Óscar Casanova ha sido una figura recurrente en las tardes y noches del sur de Culiacán
Por: Francisco Castro
Con su puesto de elotes y esquites, situado en la esquina de la calle Hilario Medina y Felipe Ángeles, entre las colonias Ampliación Pemex y Díaz Ordaz, Óscar Casanova, de 59 años, ha logrado mantener una tradición que, como él mismo dice, lo mantiene activo y con propósito desde hace más de tres décadas.
Nacido en Linares, Nuevo León, Óscar llegó a Culiacán a los 21 años, buscando mejores oportunidades. Hoy, después de 38 años en la ciudad, el oficio que eligió en su juventud le ha permitido formar una familia y mantenerse con un pie firme en la vida laboral.
Una labor sin descanso para Óscar
Su puesto, que atiende todos los días desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche, es solo una parte de su jornada. "El trabajo comienza temprano", explica, refiriéndose a su rutina diaria de salir por los elotes, cocerlos y prepararlos para ofrecerlos humeantes y sabrosos a los clientes.
Durante los meses más fríos del año, de septiembre a abril, Óscar se dedica exclusivamente a la venta de esquites y elotes.
Los precios varían dependiendo del tamaño y la porción: el medio litro de esquites se vende entre 30 y 60 pesos, el litro alcanza los 120, mientras que los elotes enteros tienen un costo de 30 pesos.
Los tostiesquites, una mezcla de esquites con papas fritas, se ofrecen a 70 pesos, un manjar popular en la zona. Sin embargo, cuando el calor aprieta en los meses de verano, su atención se traslada a la venta de raspados y diablitos, ofreciendo una alternativa refrescante a sus clientes.
Óscar no está solo en su emprendimiento. Su familia, que incluye a su esposa y cuatro hijos, ha sido clave en su trayectoria. Aunque su esposa está a punto de jubilarse, él sigue adelante con su negocio, mostrando el ejemplo de lo que significa trabajar con responsabilidad y dedicación.
El día de trabajo de Óscar no es fácil. Con días buenos y otros más tranquilos, él no se permite descansar. "Hay que estar activo", dice con firmeza, una frase que refleja su filosofía de vida.
Una labor gratificante
Aunque muchos podrían pensar que la venta ambulante es un negocio inclemente, para Óscar es una fuente de satisfacción, pues, además de generar ingresos, le permite interactuar con la comunidad y mantener la conexión con las personas.
A lo largo de los años, la venta de esquites y elotes se ha convertido en una tradición no sólo para él, sino para los vecinos del lugar.
Cada tarde, el bullicio de la calle Hilario Medina cobra vida con el sonido de las ollas de elote y las risas de los clientes, que a menudo vuelven por la cálida atención y el sabor auténtico de los productos de Óscar.
Aunque la jubilación no ha sido parte de sus planes, la vida de Óscar y su trabajo reflejan una filosofía clara: el amor por lo que hace y el compromiso con su familia lo mantienen en pie, día tras día, con una sonrisa y el coraje de seguir adelante.