La Carnicería Jekaay, con 35 años en el Mercado Humaya, es un símbolo de esfuerzo y tradición familiar liderado por Miguel Ángel González
Por: Francisco Castro
En el interior del Mercado Humaya, donde los ecos del esfuerzo y la perseverancia resuenan entre los pasillos, se encuentra la Carnicería Jekaay. Su propietario, Miguel Ángel González López, es un hombre de 55 años, cuya historia es sinónimo de resistencia, trabajo arduo y amor por su oficio.
Don Miguel Ángel es el heredero de una tradición carnicera que inició con su padre Hipólito hace 35 años, cuando el mercado abrió sus puertas en 1989.
El comienzo no fue sencillo. El padre de Miguel tuvo que recurrir a créditos para mantener el negocio a flote mientras veía cómo otros locatarios se veían obligados a cerrar. A pesar de los desafíos, la familia González no se rindió, apostando por la constancia y la mejora continua.
Los inicios de Miguel en el negocio de la carne
Miguel Ángel recuerda con claridad sus inicios en el negocio. Nacido en Culiacán, pero criado en León, Guanajuato, sus vacaciones no eran como las de cualquier niño. En lugar de descanso, las suyas consistían en venir a Culiacán y trabajar con su tío en una carnicería cercana al cuartel militar.
Con el tiempo, se unió a su padre en el Mercado Humaya, donde enfrentaron juntos las dificultades de establecerse en un centro de abastos en condiciones rústicas y nulo apoyo gubernamental.
“Nosotros teníamos que limpiar todo el sector, echándole agua con una manguera de 50 metros para refrescar el ambiente y reducir el polvo”, recuerda don Miguel en entrevista para Tus Buenas Noticias.
Durante siete años, trabajaron con esfuerzo para consolidar el negocio, invirtiendo en infraestructura y mejorando sus instalaciones poco a poco.
Innovación para mejorar el negocio
Hipólito, padre de Miguel, implementó innovaciones como la instalación de un cuarto frío y la modernización de su espacio de trabajo con acero inoxidable y azulejos, demostrando que la perseverancia y la inversión inteligente dan frutos a largo plazo.
Tras el fallecimiento de su padre, la administración del negocio quedó en manos de su madre durante 13 años, hasta que la salud de ella le impidió continuar. Fue entonces cuando Miguel Ángel tomó las riendas de la carnicería hace aproximadamente nueve años.
Desde entonces, ha sorteado los altibajos del comercio con una filosofía clara: no fallar, ser constante y mantener los costos bajo control.
Eficiencia y trabajo duro, la filosofía de don Miguel
En un contexto económico desafiante, donde las ventas fluctúan y los gastos deben optimizarse, Miguel Ángel mantiene su enfoque en la eficiencia y el trabajo duro. A pesar de las dificultades, sigue firme en su decisión de permanecer en el negocio familiar, convencido de que su esfuerzo es la mejor inversión.
“Si tienes un negocio propio, mejor madrúgalo tú y cuídalo tú. No trabajes para otro, trabaja para lo tuyo”, comenta con sabiduría.
Hoy, la Carnicería Jekaay sigue siendo un referente en el Mercadito del Humaya. No solo es un negocio, sino el testimonio vivo de una familia que ha sabido adaptarse y crecer con el tiempo.
Con el apoyo de su esposa y su hijo, quien también ha emprendido su propio negocio dentro del mercado, Miguel Ángel mantiene viva la tradición que su padre inició.
Su historia es un ejemplo de fortaleza y compromiso. Nos recuerda que, incluso en los momentos más adversos, el trabajo constante y la pasión por lo que se hace pueden marcar la diferencia.
Mientras haya voluntad y esfuerzo, el legado de la Carnicería Jekaay seguirá latiendo en el corazón del Mercado Humaya. El comercio local y el trabajo honesto dignifican a las personas y la ciudad.