Con extensos lienzos de cuero de cerdo frito pone la botana a los villajuarenses en el tianguis de los domingos
Por: Juan Francisco Sotomayor
En el corazón del tianguis de Villa Juárez, Sinaloa, el aroma de los chicharrones crujientes de Juan Carlos García Hernández atrae a los clientes desde lejos. Originario de Tulancingo, Hidalgo, Juan Carlos continúa con una tradición familiar que ha perdurado por generaciones, ofreciendo productos de calidad y sabor inigualable.
Desde temprano, Juan Carlos y su familia llegan al tianguis para asegurar un buen lugar. "Pues más que nada llegar temprano para agarrar lugar, y así como está viendo, freímos todo el día".
El proceso de preparación de los chicharrones inicia mucho antes de llegar al tianguis. Juan Carlos adquiere el cuero de cerdo a expendedores de mayoreo, le da un precocido en casa y luego le da el toque final en el tianguis.
"Desde que ven el cazo, los clientes se arriman para ver qué es, les llama la atención, y ya les damos la prueba. Esto a mucha gente le gusta", explica con orgullo.
Botana en los tianguis y campos agrícolas
Su negocio no solo se limita a Villa Juárez. También vende en Navolato y en los principales tianguis de Culiacán, como el de Los Huizaches. Gracias a la aceptación que ha encontrado en Sinaloa, ha logrado expandir su emprendimiento, que hoy en día es atendido por su esposa, su hija y una empleada.
Mientras atiende a los clientes que se acercan curiosos al ver el cazo metálico con los lienzos de cuero de cerdo friéndose en manteca caliente, comenta para Tus Buenas Noticias, que este oficio es una herencia familiar.
"Somos originarios del estado de Hidalgo, de Tulancingo. La familia se dedica a esto desde que yo era niño. Crecimos con esto", recuerda.
El legado de los chicharrones corre en la sangre de Juan Carlos. Hace tres años decidió mudarse a Culiacán para probar suerte y encontró en Villa Juárez un hogar donde su negocio ha prosperado.
"Gracias a Dios nos aceptó bien Villa Juárez", afirma.
También ofrece otros derivados de cerdo
Además de los chicharrones, también ofrece chorizo, chicharrón prensado, longaniza y quesillo (queso Oaxaca), productos que ellos preparan en familia para ampliar su oferta de manera que sus clientes lo disfruten los derivados del cerdo en diversas presentaciones.
"Las personas se lo comen en diferentes formas. Son chicharrones muy versátiles, los pueden comprar para botanear con salsita, hacer el famoso taco placero o guisarlos en chile verde o rojo", detalla.
El proceso de preparación es un arte en sí mismo. Juan Carlos compra el cuero tal como se lo quitan al cerdo (pero sin pelo), lo sala y lo deja reposar en un refrigerador grande para que escurra la grasa sin congelarse.
Luego, en el cazo de manteca caliente, los cueros se fríen y se van desenrollando manualmente hasta alcanzar la textura perfecta que sus clientes buscan.
Juan Carlos no deja de agradecer a los residentes de Villa Juárez por su preferencia.
"Pura calidad, muchas gracias por las ventas que nos dan y que sigan comprando", expresa con gratitud.
Mientras el negocio siga floreciendo, él y su familia continuarán ofreciendo los mejores chicharrones, manteniendo viva una tradición que ha pasado de generación en generación. Como ya está visto en el tianguis de Villa Juárez, nomás sus chicharrones truenan.