Con dos jabas de aguacate regaladas, Carlos Eduardo Núñez Ontiveros inició un pequeño puesto de frutas y verduras en su fraccionamiento.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Con dos jabas de aguacate regaladas, Carlos Eduardo Núñez Ontiveros inició un pequeño puesto de frutas y verduras en su fraccionamiento. Tiene 30 años y vive en Alturas del Sur. Es joven, pero ya tiene claro lo que quiere en la vida: sacar adelante a su familia con su propio esfuerzo.
Un ejemplo de lucha y perseverancia
La historia de Juan Carlos Núñez Ontiveros empieza como la de muchos que no tuvieron oportunidades, pero con la diferencia de que él decidió no rendirse.
"Antes de tener mi puesto de verduras, anduve limpiando vidrios muchísimo tiempo". Esa etapa la recuerda con sentimientos encontrados.
"La verdad se siente gacho eso. No es algo bonito. Estar todo el día en el solazo, a veces mendigar un peso cuando la gente te lo niega, rechazo de muchísima gente, que hasta te echan los carros encima", relata para Tus Buenas Noticias.
Un día, cuando parecía que las cosas no cambiarían, alguien le regaló dos jabas de aguacate.
"Y con esas dos fue con lo que yo empecé. Fue como mi emprendimiento. Hasta ahorita se lo agradezco al vato de corazón". No tenía dinero, pero sí ganas de trabajar, y esas dos jabas se convirtieron en la semilla de su negocio.
Un emprendimiento y una aventura
Lo que comenzó como un "a ver qué sale", pronto se transformó en su fuente de ingresos.
"Nomás lo tomé como un 'A ver qué sale', para ver si me salía un pesito más. Después me empezó a gustar. Le empecé a meter papas, cebolla, plátano, papaya, manzana, naranja... fui conociendo a gente del mercado y así empecé a agarrar precios más baratos para poder darle mejor precio a los clientes", reconoce.
Desde hace nueve meses, Carlos se instala con su puesto en un punto estratégico, justo en el tope de la calle Juan Manuel Ley Fong, a tres cuadras de la entrada.
Ahora, tiene tantos productos que llama la atención de cualquiera que pase. Pero lo que más le enorgullece no son las ventas, sino poder ayudar a otros.
"Si la papa la vendo en 30 pesos, pero miro que alguien no tiene, se la dejo en 20 o en lo que traiga. La intención es ayudar. Y eso me ha ayudado a salir adelante, por ese lado no me quejo, tengo muchísimos clientes", dice.
Deseo de superación a pesar de las dificultades
Carlos no pudo terminar su carrera de contabilidad por falta de recursos.
"Me salí por falta de presupuesto, por eso quisiera lograr un poquito más, para que a mi hijo no le falte eso". Su pequeño tiene apenas dos años y su esposa, Danna Marisol, se encarga de cuidarlo en casa.
Cuando le preguntan si se siente satisfecho con lo que ha logrado, responde sincero:
"No tan a gusto, quisiera un poquito más, la verdad. Me gustaría hacer un buen negocio, algo grande. Pero lo que tengo, lo tengo para él. Yo no me afecta si me falta un peso o no, simplemente quiero que mi hijo esté bien, que no le falte nada, y seguirlo viendo sonriente y feliz".
Con ese amor por su familia y su espíritu de lucha, Charly se ha ganado el respeto y cariño de sus vecinos. Su forma de vida inspira porque demuestra que, aunque los comienzos sean difíciles, se puede salir adelante con trabajo, humildad y un buen corazón.
Charly está sembrando esfuerzos y cosechando esperanza para una vida mejor en Alturas del Sur para él y su familia.