Por: Víctor Pérez
El 10 de mayo de 1922 – por cierto, ya se cumplió un siglo de ello- se conmemoró por primera vez en nuestro país, el día de la Madre o Maternidad. Esto aparentemente, por iniciativa del director del periódico Excélsior de aquel entonces.
Sin embargo, hay indicios para creer que esto fue hecho, por instrucciones oficiales, para exaltar el papel tradicional -en aquellos años- de la mujer en la familia y contrarrestar las ideas feministas - la conquista del voto universal y obtención de mayores oportunidades para las mujeres tanto en el orden laboral como profesional- que atacaban la conciencia de las “buenas” mujeres de la época.
Definitivamente esta festividad llegó para quedarse. Sin embargo, la sociedad mexicana en su conjunto cambió y, por ende, el papel de la mujer también tuvo cambios en el ámbito tanto familiar, como económico, político y social. En otras palabras, la idea original de esta festividad cambió. Hoy en día, este día recuerda -o, mejor dicho, nos recuerda- la importancia fundamental de las madres en nuestra sociedad.
Un dato reciente, nos arroja que aproximadamente en un 70% de los hogares mexicanos, las madres cumplen la función de ser proveedoras económicas principales, una cantidad importante de mujeres ha recibido, recibió, o, recibe instrucción académica y como resultado, las carreras que tradicionalmente eran monopolizadas por hombres, hoy en día, son mayoritariamente desempeñadas por mujeres – médicos, profesores e ingenieros por mencionar algunos-.
Por lo que, no es de extrañar, que el festejo o día de la Madre o Maternidad en nuestros días, tenga un significado totalmente distinto, en el que se hace un homenaje a todas aquellas mujeres que han tomado la decisión de criar y formar individuos funcionales en una sociedad actual con muchos mas retos y problemas que los de hace años.
Hoy en día, esta festividad nos obliga a reflexionar de la importancia de garantizar el respeto, la aceptación y la equidad que las mujeres en nuestro país merecen vivir. El día de la Madre no es un día de romanticismo cursi o sentimentalismo fugaz de unas cuantas horas. El día de la Madre, es o debiera ser, un día para reflexionar, y de cuestionarnos cuanto hemos avanzado en la cultura de equidad, respeto, aceptación y reconocimiento a las madres que hoy son una parte importante en la vida económica, política, profesional, cultural y educativa de este país.
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