Tiendas Ley le abre la puerta a la inclusión y lo ayuda a encontrar su propósito en la vida con gran valentía.
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Culiacán, Sinaloa.- En los rincones de la vida, donde los sueños y las adversidades se unen, existe una historia de valentía y superación que desafía las limitaciones impuestas por el destino. En medio del bullicio de una tienda de autoservicio Ley, se encuentra Jesús Ernesto Ojeda Pulido, un joven de 25 años que ha dejado una profunda huella en el corazón de todos aquellos que cruzan su camino.
Desde su nacimiento, la parálisis cerebral se convirtió en su compañera de viaje. Sin embargo, él no permitió que esta condición definiera su destino. "Yo no iba a caminar, pero gracias a mi mamá y a mi papá, ellos me sacaron adelante, y también gracias a las rehabilitaciones que he recibido", afirma con un brillo en sus ojos, irradiando gratitud por el amor y apoyo incondicional de sus padres, Rosario Pulido y Ramón Ojeda.
Los primeros días de su vida estuvieron marcados por la lucha contra la inmovilidad, pero Jesús no se rindió. A través de años de terapia y dedicación, se ha convertido en un ejemplo vivo de determinación y fortaleza. Su espíritu inquebrantable lo llevó a estudiar en el Centro de Atención para Estudiantes con Discapacidad CAED, donde comparte experiencias y aprendizajes con otros niños y jóvenes con discapacidad. Además, no se detuvo allí, sino que también emprendió el camino hacia una carrera técnica en Diseño Gráfico.
Sin embargo, la historia de Jesús no es solo una demostración de perseverancia, sino también un testimonio de amor y solidaridad. Entre sus dos hermanos, ambos con sus propias discapacidades, la familia ha enfrentado múltiples desafíos. Pero bajo el cobijo del amor materno y la firmeza paterna, los tres hermanos han aprendido a abrazar la vida con toda su complejidad.
En el corazón de Jesús arde la ambición y la voluntad de independencia. "Quiero ganarme la vida con mi esfuerzo, soy independiente y quiero ser autosuficiente", expresa con determinación. Lleno de pasión y propósito, aspira a convertirse en un Licenciado en Derecho para ayudar a los demás. La noble causa de aliviar las cargas ajenas y luchar por la justicia es lo que impulsa su anhelo de ingresar a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Un momento clave en su camino hacia la independencia llegó cuando encontró empleo en Casa Ley. Aunque el área de limpieza podría haber sido vista por algunos como un trabajo menor, para Jesús fue una oportunidad para demostrar su valía y capacidad. "Me gusta mucho lo que hago", expresa con orgullo, mientras destaca cómo esta empresa le otorgó la dignidad y el respeto que merece.
Antes de llegar a esta cadena de supermercados, enfrentó rechazos y actitudes groseras en otros lugares, pero aquí encontró un hogar. "En otras partes eran muy groseros conmigo y no me aceptaban. Aquí todos se portan muy bien gracias a Dios", confiesa con gratitud. La empresa le brindó la oportunidad de demostrar que su discapacidad no define su valía, que puede contribuir tanto como cualquier otro empleado.
En cada gesto, en cada sonrisa, en cada palabra, Jesús Ernesto Ojeda Pulido encarna la esencia misma de la superación y la resiliencia. Su historia es una llamada a la reflexión para aquellos que, sin ninguna limitación física, se quedan en casa sin explorar su potencial y contribuir al mundo que les rodea.
Con el trapeador en mano, en una de las tiendas Ley, Jesús se convierte en un ejemplo de lucha y coraje. Con gratitud este joven guerrero seguirá avanzando en los caminos de la vida de la superación inspirando a todos aquellos que tienen el privilegio de encontrarlo en el camino.
Jesús Ernesto hoy limpia los pisos, porque su alma la tiene limpia desde pequeño. Con una franela borró los recuerdos del rechazo, y con un sacudidor retira el polvo de la secuela, porque su vida no deja de brillar.
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