En las comunidades pesqueras del Mar de Cortés cada vez hay más mujeres que, con una visión integral y mucha dignidad, crean proyectos para impulsar el desarrollo sistémico entre lo social, económico y ambiental
Por: Francisco Cuamea
En las costas del Mar de Cortés se escribe una nueva historia. No trata de hombres heroicos que conquistan tierras ni de marineros bragados sobre imponentes barcos. Se trata de mujeres que desarrollan técnicas económicas, sociales y ambientales para fortalecer la resiliencia de sus comunidades.
Los casi 300 pueblos pesqueros de las costas de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Sonora y Nayarit vienen enfrentando la pobreza, drogadicción, contaminación y violencias diversas desde hace tiempo.
También el cambio climático, la sobreexplotación de recursos y las políticas restrictivas han puesto en riesgo no solo la biodiversidad marina, sino también la supervivencia económica de miles de familias que dependen del mar.
“En nuestro país”, describe Isabel Mendoza, directora de la organización de la sociedad civil Sucede, “más de 6 mil 200 mujeres son la mano de obra que se encarga del procesamiento de camarón, atún, sardina, pescado, ente otros. Se destaca su desempeño especializado y altamente calificado”.
De este contexto es que están surgiendo mujeres con una visión no lineal de su situación, sino integral. Comprenden que todo en su entono está relacionado.
Mujeres con visión
Históricamente, la pesca ha sido vista como una actividad predominantemente masculina. Sin embargo, en muchas comunidades pesqueras del Mar de Cortés, las mujeres han jugado un papel fundamental, aunque a menudo invisible, en la sostenibilidad de las familias y la preservación de las tradiciones pesqueras.
Desde la preparación de las redes hasta la venta del pescado en los mercados locales, las mujeres habían sido el engranaje silencioso que mantiene en marcha la economía local.
Hoy, esas mismas mujeres están tomando un liderazgo activo y visible. Se están organizando en cooperativas, lideran programas de conservación y educan a las nuevas generaciones sobre la importancia de proteger el ecosistema marino.
Están luchando por un futuro donde la pesca sea sostenible y equitativa, y donde sus comunidades puedan prosperar sin sacrificar los recursos que el mar ofrece.
Y conectan con organismos internacionales y con pescadoras de otras latitudes del mundo, armando una gigantesca red.
Tal es el caso, por ejemplo, de Las Guardianas del Conchalito en la Ensenada de la Paz; la cooperativa ostrícola Leonor Cuadras Cuadras, en La Reforma, y las Almejeras de Santa Cruz, Lobas del Manglar y Las Banas Guerreras en el Sistema Lagunar Altata-Ensenada de Pabellones.
Resiliencia en tiempos de crisis
La resiliencia comunitaria en las comunidades pesqueras del Mar de Cortés no se trata solo de adaptarse a las adversidades, sino de transformar esas dificultades en oportunidades y transformarse en colectividades más fuertes.
Estas organizaciones y cooperativas de mujeres pescadoras son ejemplo del movimiento que cada vez toma más fuerza, visibilidad y reconocimiento, armando proyectos de ecoturismo y artesanías, utilizando los recursos naturales de manera sostenible y promoviendo una economía más diversificada y menos dependiente de la pesca.
En algunas comunidades, las mujeres han liderado iniciativas de reforestación de manglares, vitales para la protección de la costa y como criaderos de especies marinas. Estos proyectos no solo ayudan a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también crean empleos y fortalecen el tejido social.
La pesca es y será otra
Hace 10 años, el mundo de la pesca era exclusivo de los hombres. En los años recientes, como pólvora, las acciones de cambio corrieron y, cada vez más, las mujeres amplían sus espacios de acción.
Porque como escribió Yanneth Castro: “Sé que hoy también cada paso es un triunfo, así sea hacia atrás o hacia adelante, todo es aprendizaje; es válido y suma. No ha sido fácil romper la brecha de desigualdad de las mujeres que vivimos en el sector pesca, pero así sea a palo y machete, a sudor y esfuerzo, lo estamos logrando”.