La democracia es diversidad y pluralidad. Es heterogeneidad, es cambio y permanencia, articulados por la tolerancia, el diálogo y el acuerdo. Es transitar entre los grises y no pelear desde lo blanco contra lo negro y viceversa
Por: Francisco Cuamea
Será mejor que paremos y pongamos atención. ¿Qué es ese sonido?¿Qué está pasando? Es el eco de nuestra propia voz.
Parafraseamos a Buffalo Springfield para reflexionar sobre un tema que nos esclaviza en el presente, al que se le llama cámara de eco. Se trata de ese comportamiento humano con el que tendemos a conversar, informarnos y escuchar solo aquello que refuerza nuestros propios sesgos o creencias.
Nos esclaviza porque vivimos encerradas y encerrados en nuestra psique dentro de esa pequeña cámara insonorizada, donde no entra nada ajeno o diferente y sólo se escucha aquello que suena igual a nuestros propias ideas.
Preocupa. Preocupa porque la democracia es diversidad y pluralidad. Es heterogeneidad, es cambio y permanencia, articulados por la tolerancia, el diálogo y el acuerdo. Es transitar entre los grises y no pelear desde lo blanco contra lo negro y viceversa.
Hackeados por el algoritmo
Las campañas electorales son un ejemplo de la cámara de eco. Nos repetimos y repetimos la misma creencia y terminamos convencidas y convencidos de que otro resultado era real. Sobre todo, cuando ese eco se replicó en la burbuja en la que vivimos, tanto en redes sociales como en círculos sociales.
Sucede que lo que usted ve en Facebook, Instagram o X es solamente una pequeña ventana del panorama completo de lo que ocurre afuera.
El algoritmo detecta sus intereses y preferencias. Es decir, sus hábitos de consumo de información. Entonces, le presenta ese tipo de información que usted acostumbra.
Supongamos que es un fanático de los autos clásicos y suele buscar o seguir cuentas que manejan ese tema. El algoritmo lo detecta y, entonces, gran parte de la información que usted verá en redes tendrá que ver con autos antiguos muy bellos.
O por ejemplo, si usted comparte contenido contra cierto equipo de futbol, pues entonces, el algoritmo le proporcionará más contenido similar. Y un día, usted creerá que todo México le va a su equipo preferido de futbol.
Ahora piense usted qué sucede cuando se trata de nuestras posturas políticas.
Hackear al algoritmo
Para poder escaparnos de la cámara de eco y liberarnos de esa esclavitud mental, el pensamiento crítico se tiene que hacer un hábito.
James Ryan, Decano de Educación de Harvard, citado por Sofía García-Bullé, plantea algunos tips orientadores, aplicables tanto para la vida real como para la actividad en redes sociales.
Deténgase. Entienda y clarifique con el interlocutor antes defender cualquier perspectiva.
Manténgase curioso
Busque el consenso por encima de la competencia.
Si es un tema del que no se conoce, infórmese y pida orientación. Escuche antes de ofrecer una opinión (aunque sea “en su opinión").
Entonces, pare y piense, Libérese de la esclavitud de sus propios miedos, prejuicios, sesgos y creencias, porque como dice Bob Marley: “Emancípate de la esclavitud mental. Nadie más que nosotros puede liberar nuestras mentes”.