El agua verde es invisible para la mayoría, pero representa aproximadamente el 65 por ciento del agua que consumimos globalmente, de acuerdo con la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua
Por: Francisco Cuamea
Sinaloa enfrenta una profunda vulnerabilidad hídrica, para la cual, por fortuna hay propuesta de mitigación.
De acuerdo con Conselva, por segundo año consecutivo, las presas de Sinaloa inician el ciclo agrícola a la tercera parte de su capacidad y la presencia de La Niña plantea escenarios de escasez de agua en el corto y mediano plazo.
Además, hay otros dos récords que debieran motivarnos para tomar cartas en el asunto. Por primera vez en 10 años, la sequía permanece tras las lluvias. Algunas zonas de los municipios de Choix, Culiacán y Elota presentan condiciones de sequía excepcional, la de mayor intensidad, a pesar de que acabamos de pasar por la temporada de precipitaciones, que fue la segunda peor en 10 años.
En pocas palabras, llueve y lloverá cada vez menos por el calentamiento del Planeta. Ni las precipitaciones ni las presas serán suficientes para aliviar la crisis hídrica y el problema se ve agravado por la falta de una correcta gestión del recurso.
En este contexto, es fundamental reconocer que la sequía no solo se refiere a la escasez de agua azul, es decir, la de ríos, presas y tuberías que es visible para nosotros, sino también a la pérdida de agua verde.
La degradación de los suelos y la deforestación contribuyen a que el agua de lluvia no se infiltre adecuadamente en la tierra, reduciendo su disponibilidad para las plantas y afectando directamente a la disponibilidad de agua que hace viable nuestra sociedad, salud y economía.
Es en medio de esta crisis que surge un concepto que podría cambiar nuestra percepción del manejo hídrico: el agua verde.
¿Qué es el agua verde?
La Comisión Mundial sobre la Economía del Agua (Global Commission on the Economics of Water) es un grupo interdisciplinario que tiene como objetivo el redefinir la forma en que valoramos y gobernamos el agua para el bien común.
Trabaja para presentar evidencia, así como propuestas de cambios en las políticas públicas, los enfoques empresariales y la colaboración global para apoyar la justicia climática y del agua, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, energética e hídrica.
Entre sus integrantes se encuentran la economista Mariana Mazzucato y el científico Johan Rockström, quien encabezó el equipo que descubrió y estableció los límites del Planeta. Incluso, Alicia Bárcena, nuestra actual Secretaria del Medio Ambiente, forma parte de este grupo interdisciplinario.
Esta Comisión impulsa su estrategia en torno al concepto de agua verde o green water que es la que cae con la lluvia, que se almacena en el suelo y que las plantas utilizan para crecer.
A diferencia del agua azul, que, como ya se comentó, es la que encontramos en fuentes superficiales como ríos y lagos o subterráneas como los acuíferos, el agua verde es invisible para la mayoría, pero representa aproximadamente el 65 por ciento del agua que consumimos globalmente, de acuerdo con la Comisión Mundial sobre la Economía del Agua.
Dicho esto, es fundamental reconocer que la sequía en Sinaloa no solo se refiere a la escasez de agua azul, sino también a la pérdida de agua verde.
Y esta pérdida ocurre por la degradación de los suelos y la deforestación de las cuencas que contribuyen a que el agua de lluvia no se infiltre adecuadamente en la tierra, reduciendo su disponibilidad para las plantas y afectando su capacidad para producir este recurso para las necesidades humanas.
El informe de la Comisión Global sobre la Economía del Agua hace un llamado claro: el agua debe ser tratada como un bien público global, lo que incluye tanto al agua azul como al agua verde. Este enfoque plantea que no basta con regular el uso del agua que corre por nuestros ríos o que almacenamos en presas. También es crucial gestionar y proteger las cuencas que reciben el agua de lluvia y la infiltran en sus suelos.
¿Por qué debe importarnos?
Sinaloa es el granero de México. Producimos el 30 por ciento de los alimentos que se consumen a nivel nacional, y la mayoría de esos alimentos dependen en gran medida del agua verde que se produce en las cuencas.
Pero no sólo eso. El agua verde hace posible el funcionamiento de hospitales, hogares, restaurantes, hoteles, negocios, servicios públicas. En otras palabras, además de la energía eléctrica, el agua verde hace viable el funcionamiento de la sociedad.
Por otro lado, el agua verde es esencial para los ecosistemas naturales. Bosques, selvas y humedales dependen de esta agua para sobrevivir.
Cuando el suelo pierde su capacidad de retención hídrica, no solo afecta a la agricultura, sino también a la biodiversidad. Esto, a su vez, tiene implicaciones para la salud de los ecosistemas que brindan servicios esenciales como la polinización, la captura de carbono y la regulación del clima.
¿Qué podemos hacer? El Plan Hídrico para Sinaloa
A problemas drásticos, soluciones profundas, completas, integrales.
A través de los años de experimentación científica, Conselva ha desarrollado una Plan Hídrico para mitigar la crisis hídrica y recuperar la capacidad de producción de agua de las cuencas, alineada con las gestión eficiente en el campo y ciudades, así como modelos de financiamiento.
Esta organización de la sociedad civil tiene tiempo empujándola, tratando de convencer a gobiernos y empresarios de la necesidad de implementar este Plan Hídrico para Sinaloa. Incluso, antes de la Comisión Mundial.
Deseamos que la propuesta de Conselva llegue pronto a los oídos correctos para anticiparnos a una crisis hídrica muy aguda con consecuencias imaginable sólo para la ciencia ficción.