Culiacán y Mazatlán donde Juan de Dios Gámez y Estrella Palacios realizan agendas como si todo estuviera en paz, que decretan el "todo bien" mientras domina el caos
Por: AC --
Aunque va dirigido para los gobernadores de los estados que, como Sinaloa, enfrentan las consecuencias de narcoguerras, los alcaldes de los municipios asolados por la violencia también deben sentirse aludidos en el llamado de la presidenta Claudia Sheinbaum para que asuman la responsabilidad de proteger a la población atendiendo las directrices del Gabinete Nacional de Seguridad.
Los presidentes municipales son los que menos implementan acciones de prevención y atención a consecuencias de la acción del crimen organizado, incurriendo en el omisivo lavado de manos mientras los ciudadanos experimentan la sensación de abandono de parte de las autoridades y ausencia de gobierno, como son los casos de Culiacán y Mazatlán donde Juan de Dios Gámez y Estrella Palacios realizan agendas como si todo estuviera en paz, que decretan el "todo bien" mientras domina el caos.
Endosarle a los gobiernos estatal y federal la obligación de dar tranquilidad y de hacer valer el marco jurídico, siendo que las autoridades municipales protestaron al asumir los cargos que velarían por el bienestar de los ciudadanos, contribuye a dispersar los esfuerzos de pacíficación que son incompletos cuando los ayuntamientos renuncian a la labor primaria de la prevención y la mitigación de las causas de la violencia.
Sheinbaum lanzó este reclamo a los mandatarios estatales en una especie de "te lo digo Juan, para que lo entienda Pedro" al expresar que "si la autoridad que ha sido elegida por el pueblo no atiende personalmente el Gabinete de Seguridad todos los días es difícil coordinar a todas las fuerzas" ya que "el Gabinete no solamente es una presentación del parte policíaco del día anterior, es la estrategia, es la coordinación general de la estrategia, y para que haya coordinación general de la estrategia, pues tiene que haber una cabeza y no hay nadie mejor que ustedes que conocen su estado”.
En lo referente a seguridad pública, el fallo de uno de los eslabones de la cadena de protección ciudadana pone en riesgo la eficiencia de la tan necesaria coordinación en la lucha contra el monstruo de mil cabezas que es el narcotráfico.
No se vale que los ediles tomen distancia de esa responsabilidad por la tranquilidad y la legalidad, alegando que se trata de delitos del orden federal no obstante que el riesgo sí es directo para sus gobernados.