El reloj monumental de Navolato es una joya histórica que late con el corazón del pueblo

Hace más de 70 años, el reloj de la Parroquia de San Francisco de Asís fue instalado. Su restauración es clave para devolverle vida a este emblema.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

En el corazón de Navolato, la Parroquia de San Francisco de Asís custodia un tesoro que ha visto pasar generaciones: el reloj monumental, una pieza histórica instalada en 1954 y encargada por el recordado padre Alejandro Ruiz Ortiz.

Este reloj, fabricado en Guadalajara por la compañía mexicana Relkcrom, tiene más de setenta años y se alza como un símbolo de identidad, pero sobre todo, un orgullo para el pueblo navolatense.

La compañía Relkcrom, fundada en 1939 y conocida por su precisión y maestría en la fabricación de relojes monumentales, sigue siendo parte fundamental del legado de relojería en México.

Un mecanismo ideal para conectar a la comunidad

Con tres campanas y un mecanismo diseñado para marcar cada cuarto de hora, este reloj no solo da el tiempo, sino que también conecta a la comunidad con sus raíces.

Cada campanada era un llamado para reunirse, una señal que organizaba el día y ofrecía un espacio compartido en el que todos coincidían.

En tiempos del padre Guadalupe Magaña, el reloj fue restaurado, y durante varios años volvió a marcar el ritmo de la vida en el pueblo. Sin embargo, hoy, el silencio de sus campanas es una llamada a rescatar y preservar este pedazo de historia que espera una nueva restauración.

"El corazón" de Navolato

"El reloj es como el corazón de la parroquia; cuando marca las horas, es como si el pueblo entero latiera junto a él," comenta un habitante de Navolato, recordando los años en que las campanadas acompañaban su rutina diaria.

El reloj de la Parroquia es una figura tradicional en el pueblo.

Los relojes monumentales, como el que adorna la Parroquia de San Francisco de Asís, son mucho más que un mecanismo; son un recordatorio constante de la cultura que sostiene sus tradiciones.

Esos sonidos sincronizaban el ritmo del día en un Navolato que dependía de su puntualidad para señalar el inicio de misas, celebraciones y hasta el final de la jornada en el campo.

El reloj es también un emblema de la tecnología y el diseño que caracterizaron a los relojeros mexicanos de mediados del siglo XX. Su complejidad mecánica y su durabilidad lo convirtieron en una joya, un legado tangible de la habilidad mexicana.

A la espera de una restauración

Firme, en lo alto de la Parroquia está a la espera de volver a la vida.

A pesar de los años sin funcionar, el reloj de Navolato se mantiene como una estructura firme en lo alto de la parroquia, conservando la esperanza de que algún día vuelva a dar su servicio y a resonar en el oído y el corazón de la gente.

Su campanario sigue siendo el símbolo de algo mayor, una pieza que recuerda el paso del tiempo y la permanencia de la historia.

Restaurar este reloj no solo es una tarea de precisión, sino un acto de amor por Navolato.

Su presencia en lo alto de la parroquia es un homenaje a quienes lo hicieron posible y a quienes, aún hoy, lo miran con nostalgia y cariño.

Traer de vuelta el sonido de sus campanas es devolverle al pueblo un símbolo que, como un corazón que late sin cesar, da vida y acompaña en silencio los días y las noches de Navolato.

Cada tic-tac, cada campanada que algún día vuelva a escucharse, será un recordatorio de que el tiempo pasa, pero los símbolos como este perduran, marcando la identidad de un pueblo que honra y preserva sus raíces.