Hoy en día, el kiosco no solo es un testimonio de la destreza arquitectónica de Eiffel, sino también un espacio vivo en el que se realizan conciertos y bailes de danzón.
Por: Miguel Burgos Martínez
En el corazón del Jardín Juárez en Cuernavaca, se alza majestuoso un kiosco que pocos saben fue diseñado por el renombrado Gustavo Eiffel, el mismo ingeniero detrás de la icónica Torre Eiffel de París. Importado desde Inglaterra en 1890, por orden de Manuel Ríos y Peña, director de rentas del estado de Morelos, y el gobernador Jesús H. Preciado, el kiosco llegó a México para enriquecer la belleza del paisaje urbano.
Aunque algunas fuentes sugieren que proviene de Glasgow, Escocia, reconocida en la época por su destacada fundición, se cree que Eiffel diseñaba diversas estructuras para la compañía inglesa. El traslado del armazón de hierro hasta Cuernavaca fue toda una odisea, realizado con la ayuda de mulas y supervisado por Francisco Balmori, un transportista español. La travesía no estuvo exenta de incidentes, y en un desafortunado episodio, una de las bestias se desbarrancó, provocando la frustración del transportista.
Hoy en día, el kiosco no solo es un testimonio de la destreza arquitectónica de Eiffel, sino también un espacio vivo en el que se realizan conciertos y bailes de danzón. En su base, donde alguna vez resguardaba sillas y herramientas, ahora alberga vibrantes comercios de jugos que refrescan a los paseantes. Esta estructura histórica, desconocida para muchos habitantes locales, es sin duda una joya arquitectónica que invita a ser descubierta y apreciada en el corazón de Cuernavaca.
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