¿Culiacán es una ciudad preparada para el futuro?

Vivimos en época de policrisis, es decir, todos los problemas al mismo tiempo. Con este entendimiento, debemos diseñar la ciudad resiliente que necesitamos

Por: Francisco Cuamea

Este es nuestro presente: las ciudades actuales enfrentan un amplio abanico de desafíos que requieren ser abordados con la mira puesta en el diseño de urbes humanistas. Es decir, una agenda urbana en la que las personas ocupan el centro de las prioridades.  

Es un hecho. La humanidad se concentra en las ciudades. Es por ello por lo que Naciones Unidas advirtió hace 5 años que el futuro de la humanidad se juega en las ciudades

“En la actualidad, alrededor del 56% de la población mundial vive en ciudades. Se espera que esta tendencia continúe, ya que la población urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades”, calculó el Banco Mundial en abril de 2023.

Culiacán rebasó esta estimación en 2020. Según el Censo de Población y Vivienda del INEGI, el 80.5% de la población del municipio donde está la capital sinaloense ya era urbana. Esto es, 8 de cada 10.

 

Con esta concentración y crecimiento, las ciudades plantean desafíos que atender en el corto y mediano plazo, como la contaminación, sequía, olas de calor, inseguridad pública, educación y salud, hasta la segregación de población vulnerable, vivienda, acceso al empleo digno, infraestructura, inundaciones y movilidad segura, por citar algunos. 

Estos desafíos se presentan todos al mismo tiempo. ¿Estamos preparando a Culiacán para enfrentarlos?

¿Qué es una ciudad?

Estamos acostumbrados a pensar la ciudad como si fuera un conjunto de calles, banquetas, edificios, transporte público, baches, colonias y fraccionamientos. 

Desde la visión tradicional, la ciudad es una masa de concreto en la que cada una de sus partes corre por su propia vía. Se le ve ajena, como si las personas en ella fuéramos un accidente.

Sin embargo, las ciudades son sistemas vivos en constante movimiento y crecimiento. En ellas interactúan una pluralidad de procesos económicos, políticos, sociales y ambientales, pero sobre todo, la ciudad es para las personas. 

Por un lado, Culiacán es una ciudad rica, con empresas prósperas y cada vez más con una vida cultural interesante, pero por otro lado, hay desorden en su crecimiento, alta incidencia delictiva, inundaciones, severos problemas de movilidad urbana y una peor situación de movilidad social. 

Esto es así, porque la ciudad ha crecido sin propósito. Sin visión. Sin prever ni atender las consecuencias que implica todo crecimiento. Todo tiene un costo. 

“Entre 1970 y 2010 hubo una explosión demográfica en México y Sinaloa, reflejándose en su capital Culiacán que cuadruplicó su población en ese periodo. A mediados de los sesenta había sólo 26 colonias, en 2015 superó las 500 con casi 800 mil habitantes”, destaca el investigador Guillermo Ibarra en su artículo Culiacán. Ciudad-Región Global. 

Actualmente, el número de colonias y fraccionamientos de la capital sinaloense estaría rondando las 800. 

Demasiada gente, demasiadas presiones. Todas ocurren y concurren en todas partes al mismo tiempo. 

Se le llama policrisis. ¿Cómo se resuelven?

Busca el miércoles la parte 2 de 3: Culiacán y la policrisis. ¿Estamos listos?

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Francisco Cuamea es director y productor de Téhwa, agencia de comunicación sostenible, estudió Filosofía en la UAS y es uno de los fundadores de la organización civil Iniciativa Sinaloa. Miembro de la Red de Expertos de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Trasnacional, Premio Internacional de Periodismo de Investigación del International Center for Journalists 2015 y Premio Nacional de Divulgación Periodística en Sustentabilidad 2016. 

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