El amor eterno, la inmortalidad y la amistad se ven representados en el pino de navidad.

(TBN) Ya sea escuchando villancicos o simplemente charlando, una de las actividades que reúne a la familia en esta época decembrina es, sin duda, armar el árbol de Navidad pero, ¿conoces su origen?.

Para conocer el origen del árbol de Navidad, tenemos que realizar un viaje al pasado, a tiempos muy antiguos que según historiadores, podría estar en la cultura de los celtas de Europa central. Quienes acostumbraban a usar árboles para representar a sus dioses.

Esta cultura celebraba el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol que llamaban “Divino Idrasil”, el cual significaba “Árbol del Universo”, curiosamente cerca de la fecha de la Navidad cristiana.

Se decía que en la copa de este árbol, se encontraba el cielo “Asgard” (la morada de los dioses) y el “Valhalla” (el palacio de Odín), mientras que en las raíces profundas se encontraba el reino de los muertos o “Helheim”.

Al extenderse el Cristianismo, el obispo inglés San Bonifacio partió a Germania en el siglo VII para predicar la fe cristiana. A su regreso a Alemania, comprobó que la sociedad había retomado su antigua idolatría e iban a sacrificar a un joven hombre en el ‘sagrado roble de Odín’.

Encendido por una ira santa, el obispo derribó el árbol que representaba al dios Odín y en el mismo lugar, plantó un pino como símbolo del amor permanente de Dios. Hasta aquí lo que está documentado históricamente.

Dicho árbol, siguiendo la costumbre llamada pagana, también estaba adornado pero con manzanas que representan las tentaciones y velas que simbolizan la luz de Jesucristo.

Cuenta la leyenda que como el obispo estaba familiarizado con la costumbre popular de meter en las casas una planta de hoja de invierno, pidió a todos que llevaran a casa un abeto.

Este árbol representa la paz, y por permanecer verde simboliza la inmortalidad; con su cima apuntando hacia el cielo, indica la morada de Dios.

Esferas, listones y sentido cristiano

En palabras de Juan Pablo II (2004), “en invierno, el abeto siempre verde se convierte en signo de la vida que no muere; en la amistad y en el afecto sincero; en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca”.

La forma triangular del árbol simboliza a la Santísima Trinidad y a las oraciones que se realizar durante el Adviento se les atribuye un color determinado.

• Azul, para las oraciones de reconciliación.
• Plateado, para las de agradecimiento.
• Dorado, para las alabanzas.
• Rojo, para las de petición.

Poco a poco la tradición fue evolucionando, se cambiaron las manzanas por esferas y las velas por pequeños focos que representan la alegría y la luz que Jesucristo trajo al mundo.

Se acostumbra a colocar una estrella en la punta del pino como símbolo de la fe que debe guiar nuestras vidas, las esferas representan los dones de Dios a los hombres y los lazos hacen referencia a la unión de las familias y personas queridas.

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