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La conciencia despierta, crea gratitud por existir.

Se le han dado los sentidos para percatarse del afuera y ahí, afuera, un conjunto de estímulos para poder constatar y lograr incontables experiencias en su interior. ¡REFLEXIONA CON NOSOTROS!

9 febrero, 2018
La conciencia despierta, crea gratitud por existir.
La conciencia despierta, crea gratitud por existir.

Una colaboración del psicoterapeuta humanista, Antonio Ayala. es el tema que tenemos hoy para ti en

TALLER DE VIDA,

La conciencia despierta crea gratitud por existir.

"El ser humano fue dotado en sus inicios de un sin fin de obsequios por le todo."

Antes de la existencia humana, la universalidad tuvo que conjuntar una multiplicidad de factores propicios para lograr la exitosa génesis de un nuevo ser y luego de miles de millones de años, éste nació.

conciencia despierta

Se le han dado los sentidos para percatarse del afuera y ahí, afuera, un conjunto de estímulos para poder constatar y lograr incontables experiencias en su interior.

Posee emociones para vibrar por dentro y no estar inerte o carente de sensaciones que le den movilidad; con ello también se le otorgó un Otro, para crear una relación intrapersonal a través de lo interpersonal y dar ímpetu a los afectos albergados.

Como las olas que suceden del océano emocional, que rompen en los confines del cuerpo anímico y se disuelven en las entrañas del cuerpo órganico.

Entonces se abrió con esto la posibilidad del placer y el displacer del cuerpo y de la mente, predestinando los quehaceres, logrando en suma una instancia espiritual o ausentándola en caso de no existir un equilibrio.

Por último, se le promueve de una consciencia que yace dormida y tendrá que despertarse para poder advertir dichos obsequios y vivir congratulado por ser.

Tener tantos obseguios ausentes de consciencia, es igual a no tenerlos por ciertos.

Las cosas existen siempre y cuando haya un observador que las nombre.

Dinamizar los adentros, romper la crisálida del consciente subdesarrollado y hacerlo madurar con la mayéutica innata del niño, sin censurarlo y desarrollarlo,

puede ser una forma de llegar a percatarse de los múltiples regalos que se nos otorgó desde el inicio, para entonces no caminar por la existencia con la angustiosa idea de que falta algo y ese algo ha de darnos el placer por vivir.

La vida nos dotó desde el origen sobradamente, con esto se nos confinó a ser felices desde el nacimiento, pero rehusamos tal destino, deslindándonos, evadiendo lo evidente.

Falta percatarse, voltear hacia dentro y lograr la única de las gratitudes que se necesita para saberse afortunado: la gratitud por existir.


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