El Chueco es el conferencista que vivió la balacera y puso de pie a Culiacán

La parálisis cerebral es su empresa… considera que Culiacán tiene una parálisis que pudiera ser su fortaleza

Iván Osvaldo Montiel Taxilaga, El Chueco, hizo de su parálisis cerebral una empresa. El jueves 17 de octubre El Chueco dejó su natal Veracruz y llegó a Culiacán para ofrecer una conferencia. A las 3 de la tarde preparaba un taller con personal del organismo Parques Alegres. Apenas había colocado una cuerda en los árboles para una dinámica cuando se soltó la balacera.

Las cámaras lo captaron corriendo con su paso desparpajado buscando refugio en la Casa Riveros. Ahí estuvo en un rincón de oficina a orillas del Malecón viejo, escuchando el sonar de las metrallas y viendo con asombro los videos que empezaron a circular en las redes. Nada halagüeño para una persona con discapacidad.

Así pasó el tiempo hasta la noche cuando cesaron las hostilidades… no dejaba de pensar si el jueves negro sería una tragedia para su vida o una oportunidad.

El viernes del silencio cuando la ciudad de Culiacán se quedó guardada, el día de todos en casa y las calles solas, El Chueco permaneció esperando la confirmación para disertar la conferencia a la que había sido invitado. Con un sí, pese a los balazos, a las víctimas, a los temores, el auditorio del MÍA en pleno centro se abriría, así fuera sólo para el comité.

Ese sábado, a las 8 de la mañana, Culiacán se puso de pie. El auditorio se fue llenando con personas venidas de toda la ciudad, era el día de fiesta de los 655 comités ciudadanos de parques de Culiacán y de Navolato. Familias enteras, entre ellos el alcalde y su esposa.

Y salió El Chueco al escenario… se propuso hablar “Cómo ser un ciudadano Chingón”. Trajo a la memoria los días de infancia cuando fue víctima del acoso escolar (bullying) y cómo por su discapacidad le apodaron “El Chueco”.

Con su voz entrecortada por la parálisis cerebral habla con autoridad: “toda adversidad genera una oportunidad”. Confiesa que no podía estar enojado toda la vida por su apodo y su discapacidad. Entonces desde la infancia se propuso ser conferencista, pero una compañera le dijo que no podía “porque era pobre, feo y chueco”. Y El Chueco es ahora la marca registrada de su empresa.

Dice a la audiencia que el resultado de las cosas depende de cómo gestiones la adversidad. Porque cuando hay adversidad no debe haber sociedades individualizadas. Llamó a ejercer ciudadanía desde la banqueta, buscando ayudar al prójimo y la solución colectiva.

Con pasos tambaleantes, pero con determinación de voz, El Chueco afirma que nuestro mundo depende de nosotros. Y es la arrogancia quien lo destruye, pero es la participación la que lo construye.

“Estamos aquí porque nuestra participación, nuestra vida y nuestra esencia siempre será lo que fortalezca a nuestro entorno. Recordarles que los buenos siempre seremos más”, exclamó diluyendo entre aplausos los temores del jueves negro.

Dos días después de la violencia en Culiacán reta diciendo: “Si no te gusta tu realidad cámbiala. Mucho análisis genera parálisis, y es que nos pasa que planeamos mucho y hacemos poco. Hoy creo que es el momento de empezar a actuar”.

Osvaldo Montiel considera que Culiacán también tiene una parálisis igual que él, pero debe superarla.

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Hoy muchas de las cosas no están perdidas, están olvidadas, necesitamos actuar para recuperar la paz, para recuperar la confianza, para convencernos que vivimos en una sociedad en paz, y que debemos seguir trabajando por eso que merecemos.

Al Chueco nadie le contó, oyó las balas a unas cuadras de la muerte, vivió la psicosis en un rincón, y dio la cara al público. Antes de retirarse a Veracruz pregunta con asombro:

¿De qué estás hecho Culiacán?, en 2 días estás de pie