Los niños que morían en rancherías de Mazatlán formaron en Jesús Kumate su vocación de médico pediatra con un corazón agradecido por México.

Tus Buenas Noticias. Jesús Kumate Rodríguez tenía un corazón de médico pediatra desde su infancia, le marcó la vida ver pasar de constante los cortejos fúnebres con un ataúd blanco llevando cuerpecitos de niños muertos. Era la realidad del primer tercio del siglo XX.

Mas de una ocasión Jesús Kumate Rodríguez contó que 80 años atrás era frecuente ver en las rancherías la muerte infantil por “Enfermedad del estómago”, registrándose en 1930 más de 100 mil casos de niños fallecidos por diarrea.

Hijo del migrante japonés Efrén Kumate Kumate y la profesora mazatleca Josefina Rodríguez, una familia avecindada en Mazatlán donde se establecieron para hacer comercio y donde procrearon 2 hijos.

Desde pequeño Jesús Kumate Rodríguez tuvo que quedarse a vivir en la ciudad de Mazatlán “encargado” con otra familia para que estudiara la primaria, pues ante el fracaso comercial, sus padres se fueron a vivir en una comunidad rural del mismo municipio.

Jesús Kumate contó que cuando apenas tenía 12 años su padre murió, pero antes de su muerte habló con él y le dio el encargo más encomiable que cargó como un distintivo de vida, “Tienen que pagarle a este país lo que yo le debo”.

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Que sus hijos demostraran que el gesto que tuvo México de recibirlo como ciudadano y permitirle formar un hogar y una familia con una mazatleca muy hermosa, no había sido una equivocación, puntualizó a la Crónica.

Con una vocación por la salud y la petición de su padre forjó un carácter agradecido y entusiasta, con el que llegó a la Escuela Médico Militar, que le permitía tener alimentos, sustento y acceso a los libros para su estudio.

Fue un estudiante humilde que recordaba sus carencias, pero de ricas convicciones. Fue así como en 1946 se graduó como médico cirujano, y luego hizo una especialización en investigación de infectología pediátrica, lo que le dio méritos para trabajar en el Hospital Infantil por 28 años, de cuya institución llegó a ser director.

Luego fue también catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional.

Entre sus muchas representaciones fue miembro de la Sociedad Mexicana de Bioquímica, de Infectología, de Inmunología, de la Academia Nacional de Medicina de México, y de Buenos Aires, Argentina; de la Academia Mexicana de Pediatría, de la Academia Mexicana de Ciencias, y miembro del Colegio Nacional y del Colegio de Sinaloa.

En el sexenio de 1988-1994 ocupó su máximo cargo como Secretario de Salud del Gobierno Federal. También fue presidente del Consejo Consultivo de la UNICEF en México, donde la institución lo distinguió como “Ministro protector de la Infancia”.

Jesús Kumate fue también presidente del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El emperador de Japón le entregó la Condecoración de la Orden del Tesoro Sagrado de Japón. Así pagó el compromiso con su padre.

Su gestión como Secretario de Salud el mismo la definió en una sola palabra: “Vacunación”.

En México fue el padre del sistema de vacunación universal para niños de cualquier condición socioeconómica, y luego a adultos y de ancianos. Le tocó en mérito participar en defensa de los niños erradicando el sarampión, la poliomielitis y la difteria; y frenó una epidemia de cólera.

En el año 2006 el Senado de la República le entregó la medalla Belisario Domínguez. También recibió el collar de la Orden Rodolfo Robles de Guatemala y un gran número de condecoraciones, que honró con alto sentido humanista al resto de sus días.

Jesús Kumate Rodríguez es un honroso Mazatleco, cuyo legado más memorable es evitar al mayor grado ver los cortejos fúnebres con cajitas blancas. Que lo sepan los niños y los padres de todo México.

De Sinaloa, Jesús Kumate, un hombre íntegro de granes convicciones y corazón agradecido.

Imagen: Google.