Tus Buenas Noticias
Síguenos

Reflexión "El poder de tu palabra" -EN POSITIVO-

Nada como regalarnos un momento para reflexionar, para detenernos y retomar con mayor conciencia... en esta ocasión Kirey Amano nos relata una breve experiencia personal más una muy bella reflexión de cómo somos maestros y todo el tiempo somos observados por el mundo, pero principalmente por los más cercanos a nosotros, y nuestras palabras y acciones tienen importante consecuencia en ellos. ¡Date un minuto y disfruta de esta lectura!

24 abril, 2017
Reflexión El poder de tu palabra -EN POSITIVO-
Reflexión El poder de tu palabra -EN POSITIVO-

Colaboración EN POSITIVO por Kirey Amano para TBN Reflexión "El poder de tu palabra" 

Kirey AmanoKirey nos dice:

No soy nadie para juzgar, en este mundo todos aprendemos gracias a que erramos y nos permitimos aprender de lo que nos sucede. Aprende el poder de tu palabra y de tus acciones.

Este trayecto llamado vida, nos ofrece darnos cuenta de lo bueno y de lo malo.

El punto débil de esta gran enseñanza es que aunque sabemos que algo hace mal, seguimos repitiéndolo.

Me explico: Ayer fui a la gasolinera, me disponía a comentarle a la despachadora lo que necesitaba el auto cuando escucho al lado mío, el diálogo grosero y degradante de una persona dirigiéndose a otra; era una camioneta con adultos y niños en ella... sentí pena y tristeza.

Una palabra altisonante detrás de otra, una manera de expresarse desordenada y dolosa. Repito no quiero juzgar, solamente externar la tristeza que sentí al escuchar esa manera de hablar y bueno, no digo que sea la más elocuente y correcta al expresarme, cometo errores como todos, pero el sólo pensar que eso es lo que reciben todos los días esa familia, fue... des-esperanzador.

Pregunto: ¿Sabremos realmente el daño que causamos al expresar nuestro sentir denominado por agresiones verbales?; ¿Cómo esperamos que nuestros hijos y familia sean mejores personas cuando eso es el pan de todos los días?

Daño psicológico, emocional, eso queda detrás de esa manera de hablar, ¿Lo sabremos o estamos experimentando hasta ver dónde se rompe la liga?

Lo que sale de nuestra boca tiene gran poder y lo sabemos. Podemos enaltecer o podemos degradar; podemos reforzar el autoestima de nuestros hijos o podemos tirarla a la basura; podemos comprender a nuestra esposa o podemos demeritar todo su esfuerzo.

Por favor, hagamos el esfuerzo, detengamos nuestras palabras dolientes, callemos nuestra falta de madurez y mejor busquemos el diálogo; reconocer la fuerza bruta de la palabra y parar a tiempo ese furor desbordado de agresividad.

Respira... detente, piensa antes de que sea muy tarde, antes de que ya no puedas recuperar esa relación tan importante para ti, ese matrimonio, a tus hijos... Antes de que ellos crean que así debe ser.

No es cuestión de posición social, sucede en todos los entornos. La clave está en el compromiso contigo mismo por responsabilizarte de tus actos y de tus expresiones, convirtiéndote en ejemplo para tus seres queridos.

Para finalizar te dejo esta reflexión:

Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que la pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.

Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podía yo hablar y en quién confiar.

Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos, y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlos con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía, te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía, te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía, vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía, vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía, aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir: ¡GRACIAS! por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía.

El Siguiente Paso

Comentarios y sugerencias a mi correo: elsiguientepaso2011@hotmail.com 

Búscame en: Facebook “El Siguiente Paso Sinaloa


Temas de esta nota
Enlaces patrocinados